Trastornos de sueño pueden avisar precozmente el inicio del Parkinson

Expertos revelaron que el 70% de los que padecen la enfermedad presentan problemas en el descanso. Por eso los consideran un buen predictor clínico.

La aparición de trastornos del sueño puede considerarse como un indicador precoz del inicio de la enfermedad de Parkinson, señalaron en una publicación científica investigadores de la Facultad de Medicina Carl Gustav Carus de la Technische Universität Dresden, Alemania.

Hasta el 70% de los afectados por esta enfermedad neurológica presentan problemas de sueño que suele tener un alto impacto negativo en su calidad de vida, recordaron los autores en el último número de la revista Journal of Parkinson´s Disease, según despacho de Europa Press.

De hecho, cuando hay una somnolencia excesiva aumenta el riesgo de caídas o lesiones y es aconsejable que los pacientes dejen de manejar vehículos. Además, también puede afectar a su nivel de concentración y capacidad cognitiva, lo que aumenta el riesgo de depresión y condiciona en muchos casos su capacidad laboral.

Por eso, el trabajo de los investigadores apunta a analizar las causas de estos problemas para saber si existe alguna relación con la propia enfermedad o con los medicamentos que consumen muchos de estos pacientes, ya que en algunos casos puede tener amplios efectos adversos y empeorar a medida que la enfermedad avanza.

«El diagnóstico, el tratamiento y la gestión eficaz de estos problemas son esenciales para mejorar la calidad de vida de estos pacientes», reconoció Wiebke Schrempf, del Departamento de Neurología de la División de Enfermedades Neurodegenerativas de Dresden y principal autor del estudio.

En la investigación observaron que algunos trastornos del sueño están relacionados con los medicamentos dopaminérgicos utilizados para tratar los síntomas motores. De hecho, unas dosis más bajas de levodopa o agonistas de la dopamina son capaces de mejorar la calidad del sueño, en parte mediante la reducción de los síntomas motores como hipoquinesia nocturna (movimiento corporal disminuido), disquinesia (movimientos voluntarios anormales) o temblor (temblor involuntario), que interfiere con el sueño normal. Sin embargo, los mismos medicamentos también pueden causar una excesiva somnolencia diurna.

En todos estos casos, los investigadores creen que el cambio de medicamento, la dosis, la duración o la pauta de administración pueden servir para mejorar los resultados.

Pero los problemas del sueño también pueden ser precursores de una futura enfermedad neurodegenerativa, apuntan los autores, ya que cuando aparecen estos trastornos se da una pérdida intermitente de la relajación muscular normal durante el sueño REM y pueden tener comportamientos anormales que les lleven a gritar, reír o dar patadas o manotazos.

«Los trastornos del sueño parecen ser un buen predictor clínico de las enfermedades neurodegenerativas emergentes con una alta especificidad y baja sensibilidad, mientras que otras características clínicas iniciales del Parkinson, como la disfunción olfativa y el estreñimiento, son menos específicos», explicó Schrempf.

Por eso, este experto cree que estas primeras pistas pueden ayudar a identificar a los pacientes con Parkinson «antes de que aparezcan los síntomas motores, cuando el tratamiento de la enfermedad puede ser más beneficioso».

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