La resolución del debate que por seis décadas disputó qué vacuna es mejor para prevenir la poliomielitis está en la administración de ambas, según un estudio publicado en la revista Science.
Los autores, encabezados por Hamid Jafari de la Organización Mundial de la Salud (OMS), recordaron en una teleconferencia la «disputa feroz» que hay desde la década de 1950 sobre el uso del virus inactivado de polio producido por Salk o el virus vivo atenuado de polio que ofrece Sabin.
«El debate continuó aún después que en 1988 se estableció la meta de la erradicación global de la poliomielitis para la cual se eligió la vacuna de virus atenuado», señaló Jafari.
El estudio se llevó a cabo con niños en India a quienes ya se les había administrado la vacuna con el virus vivo, y muestra que una sola dosis de la vacuna inactivada estimula la inmunidad de manera más eficaz que un «refuerzo» de la vacuna con el virus vivo.
La vacunación global con el virus vivo logró que el número de países donde la polio era endémica pasara de 125 en 1988 a 3 en 2013 y la incidencia disminuyó en un 99 por ciento, señalaron los investigadores.
La transmisión del virus de polio tipo 2 se interrumpió globalmente en 1999 y el último caso de virus de polio tipo 3 se detecto en noviembre de 2012.
«Sin embargo en partes de tres países, Afganistán, Nigeria y Pakistán, se sigue informando de casos de virus de polio tipo 1 y la exportación de este virus causa brotes», señaló el estudio.
Jafari explicó que el virus vivo atenuado ofrece algunas ventajas como una inmunidad superior de las mucosas, la facilidad de la administración que no requiere una aguja e inyección y un precio más bajo, pero «la vacuna tiene sus limitaciones». Entre ellas se cuentan que genera un nivel bajo de inmunidad en algunos países tropicales y una inmunidad intestinal incompleta que se desvanece rápidamente.
«Para interrumpir la transmisión del virus activo, el virus atenuado debe administrarse a una alta proporción de los niños», señaló la investigación.
El equipo investigador llevó a cabo una prueba clínica aleatoria en el norte de India en la cual casi mil niños recibieron una u otra de las vacunas. Después de cuatro semanas, a todos ellos se les dio una dosis adicional del virus vivo atenuado.
En los niños que habían recibido primero la dosis de virus inactivo, la cantidad de restos de virus en las heces generada por el virus activo atenuado disminuyeron entre un 39 y un 76%, indica el artículo.
En cambio en los niños que habían recibido ya una dosis del virus vivo atenuado la disminución «no fue significativa en el grupo de edad de los seis meses a los cinco años, aunque fue del 41 al 52% entre los niños de diez años de edad», agregó.
Esto significa que estos niños eran menos infecciosos para otros, un aspecto clave para detener la propagación del virus. Asimismo, la inmunidad de la mucosa intestinal resultó fortalecida en el grupo que había recibido el virus inactivo y eso los dejó más protegidos contra la infección del virus de polio.
«Así, más de 25 años después que la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución para la erradicación de la poliomielitis la respuesta a la controversia sobre las vacunas es aparente: ambas deberían usarse», indicó el artículo.
En consecuencia, la OMS ya no recomienda un programa de vacunas exclusivo con el virus vivo atenuado sino que «más bien recomienda que los países que usan un protocolo de virus vivo atenuado introduzcan una dosis del virus de polio inactivo en su programa rutinario de vacunación».