El descubrimiento de un cáncer transmisible que se propaga entre las almejas comestibles en las costas noreste de Estados Unidos y Canadá tiene perplejos a los científicos y elevó interrogantes sobre la salud de la fauna marina, según un estudio reciente.
La investigación, publicada en la revista especializada Cell, describe por primera vez el inusual tipo de leucemia que ha estado matando a incontables almejas desde hace años.
«Estamos muy sorprendidos», dijo el líder de la investigación, Stephen Goff, quien estudia leucemia en roedores en el Centro Médico de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Goff se ocupó del tema desde que un biólogo marino le pidió en 2009 que investigara si un virus era el responsable de la enfermedad de las almejas.
El tipo de almejas afectadas por esta leucemia se conoce como almejas de caparazón blando (Mya arenaria). Goff dice que no hay riesgo de que los humanos contraigan cáncer por consumir estos moluscos enfermos.
La mayoría de las formas de cáncer comienzan con la mutación de una célula del cuerpo. No obstante, cuando Goff y sus colegas estudiaron las almejas recogidas en Maine, Nueva York, y la isla Prince Edward, en Canadá, descubrieron que las células leucémicas no se correspondían a ninguna de las células de las almejas individuales. Sin embargo, cada caso de leucemia era casi idéntico. Esto sugiere que existe una línea de células cancerosas que se está transmitiendo de una almeja a otra.
«La clave fue que, cuando analizamos los genotipos de los tumores en las almejas, los tumores no se correspondían al animal anfitrión en el que estaban creciendo», dijo Goff a la AFP.
«Es muy extraño. Luego, cuando examinamos muestras del tumor en la Costa Este, todos eran casi idénticos. Sorprendentemente, la conclusión que esto es una línea tumoral que se está propagando de animal en animal», agregó.
Sólo se conoce de la existencia de otros dos tipos de cáncer transmisible en los mamíferos. Uno es un tumor facial entre los demonios de Tasmania; el otro se transmite entre los caninos.
Pero ahora hay nuevas interrogantes: ¿Desde hace cuánto tiempo sufren este cáncer las almejas? ¿Qué cosa lo causa, cuán común es? ¿Puede transmitirse a otras especies? ¿Qué papel tiene en esto la contaminación? Los científicos aún no tienen respuestas.