Las bioquímicas francesa y estadounidense, Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, ganaron este jueves el premio Princesa de Asturias de Investigación científica y técnica por desarrollar una tecnología de modificación genética que supone «una revolución biotecnológica».
Esta tecnología, denominada sistema CRISPR-Cas, «permite eliminar, activar, inactivar, incluso corregir cualquier gen» y «abre así la posibilidad de desarrollar tratamientos dirigidos a enfermedades genéticas que actualmente carecen de terapias eficaces», señaló el jurado.
Entre estas patologías se encuentran el cáncer, la fibrosis quística o el síndrome de inmunodeficiencia severa combinada, explicó la fundación Princesa de Asturias en un comunicado.
El premio de investigación científica y técnica es el cuarto de los ocho que cada año desde 1981 concede la Fundación Príncipe de Asturias, rebautizada ahora como Fundación Princesa de Asturias en honor a la pequeña Leonor de Borbón, de 9 años, nueva heredera al trono de España tras la proclamación de su padre, Felipe VI, como nuevo monarca en junio.
Nacida el 11 de diciembre de 1968 en Juvisy-sur-Orge, Francia, Charpentier se doctoró en microbiología en el Instituto Pasteur de París y amplió su formación en varios centros estadounidenses. Después retornó a Europa donde siguió su carrera en Viena, Umea (Suecia) y Hannover (Alemania), donde trabaja actualmente.
Por su parte, Doudna, nacida en Washington en 1964, se doctoró en Química Biológica y Farmacología Molecular en Harvard. Trabajó como profesora e investigadora en la universidad de Colorado y Yale y desde 2003 dirige la división de bioquímica en la universidad de California en Berkeley.
«Espero que este reconocimiento a la ciencia y la tecnología inspire a los jóvenes científicos para que continúen investigando con espíritu de aventura», dijo Doudna en un comunicado enviado por la fundación, mientras que su compañera se dijo «honrada y muy emocionada» por el premio.
Junto a sus respectivos equipos de investigación estudiaron «la forma en que determinadas bacterias se defienden de los virus que las infectan, destruyendo el ADN de los mismos tras reconocer algunas de sus características específicas», señaló el jurado.
A raíz de estos hallazgos, ambas científicas decidieron unir esfuerzos para desarrollar una tecnología de edición genética inspirada en este mecanismo de defensa que «permite inactivar o modificar los genes con una precisión y facilidad nunca lograda anteriormente», explicó la fundación.
«Se trata de un método de aplicación universal basado en el diseño de pequeñas moléculas de ARN que sirven de guía a la enzima Cas9 para actuar sobre el ADN, permitiendo modificar genes en las propias células», aclaró el jurado, definiendo el descubrimiento como «una verdadera revolución en biología molecular».
Descubierta en 2013, la técnica se expandió rápidamente por los laboratorios permitiendo realizar en dos o tres meses procesos que antes duraban año y medio, explicó a la AFP el investigador del CSIC español Lluis Montoliu. «Supuso la popularización y universalización de las técnicas de modificación del genoma», añadió.
Por este trabajo, ambas científicas recibieron entre otros reconocimientos el premio estadounidense de investigación biomédica Paul Janssen, el Breakthrough Prize in Life Sciences y el premio de la Sociedad internacional de tecnologías transgénicas. Además fueron incluidas por la revista Time en la lista de las cien personas más influyentes de 2015.
Dotados con 50.000 euros (unos 56.000 dólares) y una escultura creada por Joan Miró, estos premios distinguen a personas o instituciones relevantes en los ámbitos de las artes, las ciencias sociales, la comunicación y las humanidades, la investigación científica, los deportes, las letras, la cooperación internacional y la concordia.
El año anterior, el premio de investigación recayó en el químico español Avelino Corma Canós y los estadounidenses Mark E. Davis y Galen D. Stucky por su contribución al desarrollo de los materiales microporosos.
Los galardones serán entregados en otoño en una ceremonia en Oviedo, sede de la Fundación Princesa de Asturias.