La Organización Mundial de la Salud (OMS) no está institucionalmente preparada para hacer frente a crisis como la del ébola y requiere un cambio urgente, advirtió el martes un panel independiente de expertos que se congregaron en Manila, Filipinas.
Más de 11.000 personas murieron por el virus en los últimos 18 meses, la mayoría en países de África occidental como Sierra Leona, Liberia y Guinea, donde se sigue cobrando vidas.
La agencia sanitaria de Naciones Unidas fue criticada por su lenta respuesta -sólo declaró la emergencia sanitaria pública mundial el 8 de agosto de 2014, cinco meses después del brote.
En un informe muy crítico, un panel designado por la ONU advirtió que la OMS «tiende a adoptar un enfoque reactivo, en lugar de proactivo, frente a las emergencias» y no actuó pese a las advertencias del personal con experiencia en el terreno.
Cuando finalmente se movilizó, la directora general, Margaret Chan, y la cúpula de la organización no tomaron «decisiones independientes y valientes» frente a los gobiernos de los países afectados, afirman los expertos.
La agencia de la ONU tampoco supo colaborar con las comunidades locales desde el principio, por ejemplo comunicándoles lo que podía hacerse para reducir el riesgo de infección de los entierros, dijo el panel.
Al mismo tiempo, el panel dirigido por Barbara Stocking, una antigua dirigente de la organización no gubernamental Oxfam, rechazó la sugerencia de que las emergencias de salud mundial pasen a ser competencia de otra agencia de la ONU o de un nuevo organismo.
Los expertos reclamaron más inversión en la OMS, incluyendo un fondo de contingencia de emergencia de $100 millones (EUR 92 millones), y un aumento de 5% de las contribuciones regulares de los Estados miembros, advirtiendo que la falta de fondos condicionó la respuesta de la organización.
«El panel está convencido de que la OMS debe hacer cambios fundamentales, sobre todo en términos de liderazgo y en el procesos de toma de decisiones», concluyó.
«Pero también requerirá los recursos y la voluntad política de los Estados miembros para que la OMS sea la agencia que pueda cumplir este mandato en el siglo XXI. Esta transformación debe llevarse a cabo con urgencia».