Actividad física: una estrategia para prevenir la osteoporosis

La prevención es fundamental, porque todavía no existe una cura. Siempre se debe consultar a un especialista antes de iniciar una rutina. Los ejercicios más recomendados son correr, caminar, bailar y subir escaleras.

Todos conocen los beneficios del ejercicio para los músculos, la salud cardiovascular y la prevención de enfermedades como la diabetes. Pero la actividad física también contribuye a fortalecer los huesos, algo especialmente importante para prevenir la osteoporosis, sobre todo, en las mujeres.

 

La masa ósea de la mayoría de las personas alcanza su pico, aproximadamente, entre los 25 y los 30 años. Luego, la pérdida de masa ósea se vuelve mayor a la reposición de hueso que lleva a cabo el cuerpo. Cuando la pérdida de densidad del hueso alcanza un valor significativo, se dice que hay osteoporosis. Se trata de una enfermedad en la cual ellos se vuelven más porosos y frágiles y, por ende, aumenta la susceptibilidad a sufrir fracturas, en especial, en la cadera, la columna y las muñecas.

 

Además de la edad, uno de los factores de riesgo que no pueden modificarse es el sexo. Las mujeres son más propensas a padecer la enfermedad debido a que tienen huesos más pequeños y a que la producción de estrógeno (estrechamente asociado a la masa ósea) disminuye considerablemente a partir de la menopausia. Las personas caucásicas y asiáticas, las de contextura pequeña y aquellas con antecedentes familiares también presentan mayor riesgo de sufrir el cuadro.

 

Lograr una buena salud ósea para prevenir la osteoporosis supone, básicamente, seguir una dieta rica en calcio y vitamina D (ayuda a que el cuerpo absorba el calcio), no fumar ni beber alcohol en exceso y hacer actividad física. El ejercicio no sólo contribuye a fortalecer los huesos, sino también ayuda a prevenir las caídas y fracturas asociadas, ya que fortalece los músculos y, de ese modo, permite lograr mayor equilibrio y coordinación.

 

Para que la actividad física ayude en el fortalecimiento de la masa ósea, los huesos y los músculos deben trabajar contra la gravedad, con el propio peso corporal. Así, algunas de las rutinas que pueden promover una mejor salud en los huesos son caminar, correr, bailar y subir escaleras. El tenis, el básquet y el vóleibol, por ejemplo, son otras buenas opciones.

 

Si bien pueden ofrecer distintos beneficios para la salud cardiovascular y para el fortalecimiento del músculo, determinadas actividades no son las más útiles a la hora de fortalecer los huesos. Andar en bicicleta o nadar no contribuyen de por sí al fortalecimiento de los huesos, pero ello no significa que no sean provechosos para otros aspectos relacionados con la salud general.

 

De todas formas, siempre debe analizarse con el médico qué actividades puede realizar la persona según su historia clínica y sus factores de riesgo. Aunque correr pueda resultar beneficioso para mucha gente, por ejemplo, podría no ser recomendable en quienes sufren problemas en la rodilla. Por otra parte, deben analizarse los movimientos que podrían ser perjudiciales: si la persona tiene poca masa ósea, probablemente sea conveniente evitar las actividades de alto impacto y proteger la columna, evitando los ejercicios que impliquen flexión o torsión.

La osteoporosis es una enfermedad que en muchos casos puede prevenirse. Tomar recaudos se torna fundamental porque a pesar de los tratamientos existentes, aún no se ha encontrado una cura. Junto con una alimentación rica en calcio y hábitos saludables, el ejercicio permitirá estar mejor preparado.

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