Llega el verano y la mayoría de las personas comienza a programar alguna salida de vacaciones. Pero la posibilidad de una travesía con amigos o familia no siempre se disfruta. A veces provoca tanta ansiedad que se prefiere evitar el viaje.
El motivo principal en estos casos es el temor a alejarse de su casa y lo que produce ansiedad es la perspectiva de ir hacia un espacio desconocido. Cuando a la crisis de ansiedad se le suma el miedo a encontrarse en lugares o situaciones donde la fuga resultaría ser difícil o no se podría contar con ayuda en el caso de sufrir un ataque de pánico, estamos en presencia de lo que se denomina agorafobia desde una perspectiva psicológica.
Las personas con agorafobia evitan realizar viajes por miedo y ansiedad a:
•Salir solo de la casa.
• Viajar en transporte público.
• Estar en lugares donde no se identifiquen los baños ni salidas de emergencia.
• Estar en lugares muy abiertos (parques, plazas).
• Estar en eventos con mucha gente y ruido.
• Estar en lugares cerrados (cines, teatros).
La ansiedad en sí no es mala, muchas veces nos sirve para prepararnos ante situaciones nuevas como, por ejemplo, averiguar datos sobre un nuevo empleo o informarnos antes de conocer a una persona. Es importante diferenciarla de la agorafobia, ya que esta puede dificultar la realización o el disfrute del viaje al instalarse involuntariamente algunos pensamientos catastróficos: “Me voy a sentir mal, me va a pasar algo malo, me va a incomodar la gente, no me van a entender, voy a tener una crisis de pánico y nadie me va a ayudar”. Hay que estar atento a los primeros síntomas y contactarse con un profesional especializado para asegurarnos no tener una crisis antes de viajar.
La mayor parte de la población con trastorno de pánico muestra signos de agorafobia y ansiedad antes de desarrollarlo. Estamos en presencia del miedo al miedo.
Las estadísticas indican que la posibilidad de padecer agorafobia con o sin historia de trastorno de pánico en algún momento de la vida es del 3,5 % (USA National Comorbility Replication, 2005).
La persona sabe que su miedo es irracional, pero no termina de creer que estará seguro fuera de su lugar conocido o “zona de confort” por mucho que intenten repetírselo.
La agorafobia tiene un costo social elevado porque quienes lo sufren suelen alejarse de amistades y reducir actividades sociales, autoexcluyéndose de grupos de participación.
En caso de padecer este tipo de fobia es muy importante no automedicarse y sí recurrir a un profesional con experiencia en el tema.
Diez tips para disfrutar salir de vacaciones:
• Elegir en qué medio de transporte viajar (auto, micro, avión, barco).
• Llevar elementos para distraerse durante el trayecto (tablet, libro, música).
• Conocer con anticipación la cantidad de paradas y dónde se realizarán, ya sea en transporte público o privado.
• Intentar viajar acompañado.
•Si es familia, pautar de antemano permisos y límites esperables.
•Si son amigos, elegir a personas de confianza que posibiliten la expresión de los miedos.
• Escoger en qué tipo de lugar se van a alojar teniendo en cuenta el piso, número de camas, ventanas y baños.
• Prever el emplazamiento del alojamiento teniendo en cuenta la distancia a lugares de esparcimiento público (cafés, cines, balnearios, centros comerciales).
• Participar activamente en la elección de actividades durante el tiempo que dure el viaje.
• Viajar con ropa cómoda y llevar en el bolso de mano alguna muda de ropa extra por si es necesario cambiarse.
*Marina Rovner es Licenciada en Psicología. Especialista en trastorno de pánico, crisis de ansiedad y fibromialgia. Magister en Comunicación y Cultura (UBA). Profesora Titular UAI.