Durante el crecimiento, las glándulas sebáceas de la piel se agrandan y comienzan a producir mayor cantidad de sebo. Muchas de ellas se encuentran en las zonas de la cara, el cuello, el torso y la espalda. La grasa acumulada favorece el desarrollo de las bacterias que normalmente habitan en la piel, produciendo una inflamación localizada y la formación de un grano.
Las causas del acné son múltiples y bien conocidas. Uno de los factores principales son los cambios hormonales de la adolescencia, ya que las glándulas sebáceas son muy sensibles a las hormonas sexuales, principalmente a los andrógenos. Por lo general, el acné se prolonga hasta después de los 30 años; el de la adolescencia es más típico en los varones y en las mujeres es más común en la post adolescencia con recrudescencias en el período antes de la menstruación.
Algunos factores externos predisponen a la formación de acné. Así los cosméticos a base de aceites contribuyen al desarrollo de los granos. Es común que las personas con el problema se laven la cara frecuentemente con jabones astringentes, ya que este proceso remueve la grasitud superficial, pero no disminuye la formación de sebo. Incluso el lavado excesivo puede irritar aún más la piel.
En la actualidad, el papel de la dieta se conoce bien: no hay ninguna evidencia que las comidas con alto contenido graso o el chocolate predispongan al acné. Solamente unos pocos estudios han asociado este trastorno con el consumo de leche de vaca, y esto se puede deber a las hormonas contenidas en ella. También se conoce que el estrés juega un rol importante como factor desencadenante del acné.
El tratamiento para los granos comprende los cuidados básicos de la piel. Es importante lavarse la cara y las zonas afectadas dos veces al día con jabón neutro sin frotar la epidermis para no lastimarla. Otro medida fundamental es evitar apretar los granos porque esto favorece la inflamación y sobreinfección bacteriana, que luego puede dejar cicatrices permanentes.
Algunos métodos para combatir el acné aumentan la sensibilidad de la piel a los rayos de sol, por eso es importante usar filtros solares con factor de protección mayor a 15.
Para los casos leves sin inflamación, el tratamiento consiste en productos tópicos con ácido salicílico, peróxido de benzoilo, alfa-hidroxiácidos y los geles o cremas con retinoides.
Para los episodios de acné inflamatorio moderado a severo, los elementos anteriores se combinan con antibióticos tópicos o por vía oral. La isotretinoina es un retinoide muy potente y muy efectivo que se utiliza en los casos más severos, pero puede producir efectos adversos muy importantes y, por lo tanto, solamente se debe indicar bajo estricto control médico. Las complicaciones más importantes asociadas a esta medicación son el aborto y malformaciones fetales graves. Antes de comenzar a tomarlo, las mujeres deben tener dos pruebas de embarazo negativas. Durante el tratamiento deben ingerir anticonceptivos y hacerse controles de embarazo hasta un mes después de finalizado. En algunas mujeres el tratamiento hormonal con estrógenos puede ayudar a mejor el acné severo.
Todos estos tratamientos tardan unos meses en hacer efecto, por eso es importante tener paciencia y constancia hasta obtener la mejoría de los síntomas.