La enfermedad renal crónica (ERC) es un importante problema de salud pública con graves consecuencias en todo el mundo. Es una afección que se caracteriza por una pérdida gradual de la función renal a lo largo del tiempo. Por eso, la detección temprana y el tratamiento de manera precoz pueden evitar que empeore. Cuando la enfermedad renal progresa, eventualmente puede conducir a insuficiencia renal, que requiere de diálisis o un trasplante de riñón para mantener la vida. En Argentina, según la OMS, el 10% de la población padece la enfermedad y la mayoría lo desconoce. Además, el 2% de la población está en alto riesgo de presentar algún evento cardiovascular o evolucionar hacia la diálisis y la necesidad de trasplante. La prevalencia de ERC continúa aumentando a nivel mundial, estimándose actualmente que afecta a cercal del 10% de la población mundial. Las dos causas principales de Enfermedad Renal Crónica son la diabetes y la presión arterial alta, que son responsables de hasta dos tercios de los casos. “La ERC es prevenible y tratable, a menudo con pocas o ninguna consecuencia para la calidad de vida a largo plazo. Sin embargo, la falta de identificación, diagnóstico temprano y tratamientos adecuados, en muchos países, tanto los que están en vías de desarrollo, en mayor proporción, y los países desarrollados, hace que los pacientes a menudo no reciban los cuidados necesarios y la ERC se convierta en un problema de salud pública con deterioro de la calidad de vida de la población, mayor mortalidad e impacto económico en los sistemas de salud” comenta el Dr. Carlos Cubides, MD Cardiólogo del Hospital San Vicente Fundación Medellín, Colombia. Una de las grandes dificultades para el diagnóstico de la enfermedad renal es que no presenta síntomas hasta que llega a una etapa avanzada. La detección temprana puede ayudar a prevenir la progresión de la enfermedad renal o insuficiencia renal.
Cómo detectarla
Teniendo en cuenta el incremento de la incidencia de esta patología es importante que los centros de salud tengan las herramientas adecuadas para la detección y el seguimiento de esta problemática. Hoy existen pruebas de laboratorio exhaustivas para la gestión de la enfermedad renal, desde simples tests de orina utilizados en el tratamiento de signos precoces de enfermedad renal hasta una estimación precisa y confiable de la función renal residual en pacientes en diálisis. Al respecto Paulo Pontes, Director de Ultrasonido para Latinoamérica en Siemens Healthineers, explica que: “la ecografía es una técnica esencial en el manejo del paciente nefrológico, y más aún con la incorporación del doppler. En muchas ocasiones el diagnóstico del paciente puede llegar a ser incierto. Aunque los datos de la historia clínica son indispensables, la realización de una ecografía permite orientar acerca de la cronología del daño renal (crónico o agudo) y de su etiología (obstructivo o vascular). Es muy importante que los médicos la conozcan en profundidad y participen activamente en la interpretación de las imágenes para aumentar la rentabilidad de esta prueba diagnóstica.”
Según un estudio, la ERC ocupa el cuarto lugar en la lista de causas crecientes de mortalidad promedio por edad. De acuerdo a las estimaciones, aproximadamente 1 de cada 5 hombres y 1 de cada 4 mujeres entre las edades de 65 y 74, y la mitad de las personas de 75 años o más, tienen enfermedad renal crónica (ERC).2 Es por esto que, la detección temprana es crucial, ya que puede ayudar a prevenir la progresión de la enfermedad renal o insuficiencia renal. “Es posible vivir una vida plena con una enfermedad renal. Existen tratamientos adecuados para la causa de la enfermedad renal y la severidad de la misma. Los tratamientos mejoran la calidad de vida de modo integral. Pero es importante generar consciencia que la demora en la consulta al especialista no permite realizar diagnósticos tempranos, tomar medidas adecuadas y oportunas para evitar la progresión del deterioro de la función renal. Por eso se recomienda realizar chequeos preventivos especialmente en personas con diabetes, hipertensión arterial, obesidad o antecedentes familiares de enfermedad renal”, concluye el Dr. Carlos Alberto Cubides.