El 3 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Audición. En este contexto, es importante comprender que la pérdida de audición o hipoacusia dificulta la comunicación social y el entendimiento de la palabra en lugares ruidosos, así como también compromete los aprendizajes en los más pequeños y perjudica el desempeño del adulto en su ámbito laboral.
Existen distintas formas de hipoacusia, según la localización del daño en el oído; pueden ser “conductivas”, ocasionadas por una lesión del oído medio; “perceptivas” por daño del oído interno o “mixtas” cuando se localiza en ambos sitios. Las causas son muchas, pudiendo ser de aparición súbita o progresiva, comprometiendo uno u ambos oídos.
Además, se puede presentar desde el nacimiento hasta la vejez. En la infancia, ante la sospecha de una pérdida auditiva, es imprescindible realizar de manera temprana su diagnóstico y tratamiento, ya sea mediante un equipamiento auditivo con audífonos o con la colocación de un implante coclear. De esa manera, logrando una óptima entrada auditiva, el niño tendrá acceso a los sonidos del habla para el desarrollo del lenguaje, asistir al colegio y desarrollar una vida plena.
En el adulto mayor la hipoacusia conlleva al aislamiento social, y, según estudios recientes, a una mayor incidencia de la depresión y la demencia. Por lo cual, cuanto antes se obtenga el equipamiento auditivo adecuado, más fácil será la adaptación a la nueva forma de percibir los sonidos.
La doctora Ana Carolina Binetti, Jefa del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Británico, comentó que en esa institución médica “el paciente es evaluado en forma conjunta por profesionales formados en diferentes subespecialidades para el abordaje completo de la patología que lo requiera, sobre todo en los casos de mayor complejidad, cuando se trabajan de manera multidisciplinaria con otros servicios y áreas”.
“Es fundamental el diagnóstico temprano de la hipoacusia a cualquier edad en que se presente, lograr el equipamiento auditivo más adecuado para garantizar la mejor entrada auditiva y un acompañamiento o rehabilitación auditiva para alcanzar los mejores resultados”, agrego.
Además de implantes cocleares y audífonos, el tratamiento de la hipoacusia puede requerir cirugías de oído de baja, media y alta complejidad, incluyendo aquellas para recuperar la audición en personas con hipoacusias profundas o pérdida auditiva total, y de tumores de base cráneo que involucren al oído interno.