Dolores, alergias, inflamaciones, asma, enfermedades autoinmunes, afecciones de la piel… para cualquiera de estas situaciones se suelen recetar corticoides. “Estos son medicamentos similares a las hormonas producidas por las glándulas suprarrenales que intervienen en situaciones de estrés, enfermedades y traumatismos”, explica el doctor Guillermo Bordoli, especialista en Clínica Médica y Terapia Intensiva. Además, “tienen un potente efecto antiinflamatorio, intervienen en el sistema inmunológico como inmunosupresores y presentan diferentes efectos sobre el metabolismo”, agrega.
Usos y presentaciones
De acuerdo con el doctor Bordoli, los corticoides se indican, principalmente, en los procesos reumáticos, como la artritis, y en procesos alérgicos, como el asma, ya que son fármacos inmunosupresores, además de ser antiinflamatorios.
Estos actúan directamente en el ámbito de las células y las membranas, impidiendo la liberación de ciertas sustancias que provocan los síntomas y signos de la inflamación (dolor, calor, enrojecimiento e hinchazón). También impiden el acceso al foco inflamatorio de nuevas células que mantendrían y prolongarían estos procesos.
Los corticoides pueden ser administrados en forma de inyectable, cremas, pastillas y hasta inhalados. “Su indicación va a depender de la necesidad de la enfermedad a tratar ya que tienen diferentes potencias terapéuticas y duración de su efecto”, asegura el especialista en clínica médica.
Uso sí, abuso no
Aunque son medicamentos muy útiles en enfermedades inflamatorias y alérgicas, los corticoides presentan ciertos efectos secundarios, sobre todo cuando se utilizan a dosis altas y durante largos periodos de tiempo. Al respecto, el doctor Bordoli explica que su uso prolongado puede generar como consecuencia:
* Osteoporosis (descalcificación ósea).
* Atrofia de la piel, cuando se utilizan corticoides en crema.
* Acné e hirsutismo (aumento del vello corporal), que se resuelven una vez que se suspenden o se disminuye la dosis.
* Glaucoma (aumento de la presión ocular del ojo) en pacientes que presentan predisposición.
* Aumento de los niveles de azúcar en sangre, que puede llegar hasta la diabetes y retención de líquido con la consecuente formación de edema.
Por otra parte, el especialista asegura que “el uso crónico de los corticoides genera la inhibición de la producción del propio organismo, creando una dependencia a su administración que puede ser muy perjudicial. Por eso la indicación del inicio y la continuación del mismo deben ser realizadas por un médico”, siendo este período lo más breve posible.
Asimismo, el uso de corticoides está contraindicado cuando existe una úlcera gástrica o duodenal activa que esté sangrando. También están contraindicados en caso de infección grave o viral, sobre todo de herpes zoster o herpes simple. Deber ser utilizados con precaución en enfermos diabéticos, hipertensos o que tengan osteoporosis con propensión a fracturarse.
Cuándo hay que consultar
Consulte de inmediato a su médico, si usted está tomando corticoides y aparecen algunos de estos síntomas:
1. Aparición de fiebre u otros signos que hagan sospechar que existe una infección.
2. Elevación de los niveles de la glucemia o de la presión arterial.
3. Presencia de dolor osteomuscular intenso.
4. Aparición de dolor, inflamación articular y fiebre después de una infiltración con corticoides.