Cada 19 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, dolencia que engloba a un grupo de trastornos caracterizados por la inflamación crónica del aparato digestivo. Quienes la padecen ven afectado su sistema inmune que, en lugar de proteger al cuerpo, confunde sustancias inofensivas del intestino y genera un ataque, desencadenando un proceso de continuo y creciente.
Esta enfermedad afecta a hombres y mujeres de todas las edades, pero en general suele aparecer antes de los 30 años. Si bien su origen es desconocido, se la considera una enfermedad multifactorial que puede ser resultado de la interacción de factores genéticos, inmunológicos, ambientales y cambios en la microbiota intestinal.
Los síntomas varían de una persona a otra y pueden cambiar con el tiempo, distinguiéndose de los propiamente digestivos y de las manifestaciones extraintestinales. En el caso de los digestivos, los más comunes son: evacuaciones intestinales frecuentes y/o urgentes, diarrea, heces con sangre y/o moco, dolor abdominal y calambres. En tanto las manifestaciones extraintestinales afectan a una diversidad de órganos y sistemas como las articulaciones, la piel, el hígado, las vías biliares, los ojos, los riñones y los pulmones.
La enfermedad inflamatoria intestinal también puede desarrollar síntomas generales como fatiga, falta de apetito, pérdida de peso, mala absorción y desnutrición, incluido el déficit de vitaminas y minerales. Por lo que será vital escuchar los signos de alarma que brinda el cuerpo y ante los primeros síntomas realizar una consulta al médico de cabecera.
¿Cuáles son las enfermedades inflamatorias más comunes?
Entre ellas está la Colitis Ulcerosa Crónica Idiopática o Colitis Ulcerosa, que se caracteriza por la presencia de úlceras superficiales dolorosas.
También se encuentra la Enfermedad de Crohn, una patología en la que la inflamación puede extenderse a través de toda la pared intestinal, pudiendo afectar cualquier porción del tracto gastrointestinal. El tabaquismo puede ser un factor que contribuye a su aparición o exacerbación.
Para llegar al diagnóstico se requiere un examen físico completo y revisión de la historia del paciente. Existen diferentes herramientas que ayudan a confirmar o descartar la enfermedad como el test de sangre, el estudio de materia fecal, estudios endoscópicos del tubo digestivo superior e inferior, biopsias dirigidas de tejidos e imágenes de resonancia nuclear magnética o tomografía.
La falta de diagnóstico o control de la enfermedad puede generar diferentes tipos de complicaciones, ya que el riego de cáncer colorrectal en estos pacientes será mayor al de la población general. Desde la Asociación Argentina de Cirugía recomendamos la realización de videocolonoscopías de manera frecuente, luego de 10 años del diagnóstico de la enfermedad.
*El doctor Mariano Cillo (MN 116.493) es Miembro de la Asociación Argentina de Cirugía (MAAC).