Este trastorno, también conocido como Enfermedad de Willis –Ekbom, se origina por alteraciones en las concentraciones de hierro que podrían alterar la disponibilidad de una sustancia que se encuentra en el sistema nervioso central llamada dopamina.
El Síndrome de Piernas Inquietas ocurre en un 5 % al 15 % en la población general, con mayor frecuencia en mujeres (cerca del doble que en los hombres), especialmente durante el embarazo. Entre el 40 y el 60 % de los pacientes tienen antecedentes familiares del síndrome.
¿Cómo se manifiesta el Síndrome de Piernas Inquietas?
Los pacientes presentan sensaciones desagradables y profundas en las piernas, en especial en las pantorrillas y suelen ser definidas como: hormigueo, pinchazos, cosquilleo, adormecimiento, cosquilleo, inquietud, piel de gallina, tensión, picazón, etc. Los síntomas generan en el paciente la necesidad irresistible de mover los miembros, consiguiendo con el movimiento alivio de las molestias.
Es así que los pacientes mueven, frotan o presionan sus miembros, rotan en la cama, deambulan, sumergen sus miembros en agua fría o caliente.
Los síntomas suelen ser infrecuentes por la mañana y empeoran con el paso del día, llegando a ser muy intensas y en ocasiones invalidantes. Característicamente ocurren cuando la persona se encuentra relajada o en reposo.
¿Qué otros síntomas pueden asociarse?
Los pacientes relatan trastornos del sueño, como imposibilidad de conciliar el mismo o presentar muchos despertares durante la noche.
Hasta un 80% de las personas presentan asociado movimientos periódicos de piernas durante el sueño, que son flexiones involuntarias del dedo gordo del pie o de los tobillos, con una duración de 0.5 a 5 segundos, que recurre cada 5 a 90 segundos.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, pero se conoce que el déficit de hierro es uno de los factores que podrían estar implicados en el desarrollo de la enfermedad, por lo que es recomendable realizar un análisis de sangre con dosajes de hierro, ferritina (depósitos de hierro) y transferrina (proteína transportadora).
Podrían ser considerados otros estudios neurofisiológicos como la Polisomnografía, para realizar diagnóstico de movimiento periódico de piernas, o Electromiografía cuando se sospeche la presencia de polineuropatías asociadas al síndrome.
¿Cuál es el pronóstico y el tratamiento para aliviar los síntomas?
Es un trastorno crónico, por lo que una vez que aparece, persiste a lo largo de la vida, con recaídas y periodos de menor sintomatología. Existe una tendencia a agravarse con el paso de los años.
Tratamiento NO farmacológico: Es recomendable intentar algunas medidas que colaboren con el alivio de los síntomas como realizar ejercicios de estiramiento, alimentarse con productos ricos en hierro y evitar el alcohol, el tabaco, la cafeína y la actividad física previa al sueño. También se recomienda la aplicación de calor mediante baños o compresas.
Si bien el síndrome no es curable, existen múltiples medicamentos que contribuyen a controlar los síntomas. Dentro de ellos se encuentran los «agonistas» de la dopamina, como la Levodopa utilizada también en la enfermedad de Parkinson.
Criterios diagnósticos del Síndrome de Piernas Inquietas
1. Necesidad imperiosa de mover las piernas, usualmente pero no siempre acompañada por sensaciones incómodas y desagradables en las piernas.
2. Que los síntomas comiencen o empeoren durante períodos de reposo o inactividad.
3. Que los síntomas se alivien parcial o completamente con el movimiento, como el caminar o el estiramiento de los miembros.
4. Que los síntomas sólo ocurran o empeoren durante el anochecer o la noche más que durante el día.
5. Que la ocurrencia de las características anteriores no se deban a otras enfermedades médicas o de la conducta (ej: mialgia, éstasis venoso, edema, artritis, calambres, postura incómoda).