Encontrarse uno o varios ganglios agrandados no siempre amerita una consulta con el médico, salvo que se sientan muy dolorosos o haya otros síntomas como fiebre, cansancio, erupción o una hinchazón que dure varios días sin atenuarse. En estos casos conviene recurrir a un médico con consulta programada para que este siga el caso y pueda pedir estudios clínicos si es necesario.
Palparnos un ganglio y notarlo aumentado de tamaño es algo que nos ha pasado a todos, seamos grandes o chicos, y siempre asusta un poco. Los ganglios linfáticos cumplen una función defensiva en el cuerpo y se agrandan ante un estímulo, habitualmente de origen infeccioso. Por lo tanto, si hay un ganglio agrandado, el organismo está en plena batalla contra un agente patógeno, de los muchos que día a día combatimos silenciosamente con nuestro sistema inmunológico.
Por qué aparecen
El nombre médico de este tipo de cuadros es adenomegalia y puede aparecer solo o en el marco de un problema de salud, con otros síntomas; y esto es lo más habitual. Por ejemplo, una faringitis aguda, que es en sí un problema menor, causa adenomegalias en el cuello. También, cuando hay lastimaduras importantes en las piernas, se pueden hinchar ganglios en la ingle. En ambos casos, pasado un tiempo corto, todo vuelve a la normalidad.
Una enfermedad viral que produce aumento de tamaño de muchos ganglios del cuerpo, junto con fiebre, cansancio y dolor de garganta es la mononucleosis. Esta enfermedad, llamada popularmente enfermedad del beso, aparece más frecuentemente en la adolescencia y se confirma con un análisis de sangre. No tiene tratamiento específico salvo hacer reposo y están contraindicadas las aspirinas.
A consultar de inmediato
Otras enfermedades mucho más raras y más serias que pueden manifestarse con ganglios inflamados son los linfomas, la infección aguda por VIH y algunas infecciones graves como la sífilis. De ahí que si el ganglio no vuelve a la normalidad en corto tiempo, haya que consultar, para quedarse tranquilo.
