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Descubren cómo tratar los trombos relacionados con la vacuna de AstraZeneca

Hematólogos alemanes han descubierto que el desencadenante sería una reacción inmune muy similar a la que se da en un raro efecto secundario de la heparina.

Se descubrió cómo tratar los trombos relacionados con la vacuna contra Covid-19 de AstraZeneca (Foto: Pixabay)

Aunque su estudio aún es preliminar, hematólogos alemanes, liderados por Andreas Greinacher, de la Universidad de Greifswald, aseguran que «es crucial alertar a los médicos» sobre cómo enfrentarse a esta posible complicación, y varios países ya lo están haciendo. Lo han llamado «Síndrome de Trombocitopenia Protrombótica Inmune Inducida por la Vacuna” (VIPIT)

 

Cómo detectarlo y tratarlo

Si bien hasta ahora la aparición de trombos como consecuencia de la inoculación de la vacuna de AstraZeneca parecía un misterio, ahora hay una explicación para enfrentarlos.

Lo han bautizado como “Síndrome de Trombocitopenia Protrombótica Inmune Inducida por la Vacuna” (VIPIT) y explican que esa “inusual” combinación de síntomas (coágulos sanguíneos generalizados y un recuento bajo de plaquetas, a veces con sangrado) es muy similar a un efecto secundario poco común de la heparina, llamado Trombocitopenia Inducida por Heparina (HIT). Greinacher es contundente con el VIPIT: “Sabemos qué hacer: cómo identificarlo y cómo tratarlo”, asegura en la revista Science.

 

¿Qué sabemos de este síndrome?

El experto en enfermedades infecciosas Oriol Mitjà se hace eco, en su cuenta de Twitter, de lo que ha averiguado el equipo de Greinacher. Y resume las caraterísticas del VIPIT:

– ocurre en 1 entre 1 millón

– lo induciría una activación de las plaquetas, que formarían trombos

– se debe identificar pronto y tratar con inmunoglobulinas endovenosas

– no existen factores predisponentes familiares o personales

– los síntomas aparecen entre 4-15 días después de la vacunación (cefalea, visión borrosa, dificultades para hablar, dificultad para respirar, dolor en el pecho…)

 

¿Cómo lo descubrieron?

Todo empezó a raíz de un caso concreto, el de una enfermera austríaca de 49 años atendida por la hematóloga Sabine Eichinger tras ingresar en un hospital de Viena el 27 de febrero. Tenía náuseas, malestar estomacal, las plaquetas bajas y trombosis (coágulos de sangre) en las venas del abdomen y las arterias. Falleció al día siguiente. Esa rara combinación de trombocitopenia (bajo nivel de plaquetas) y coágulos sorprendió a la doctora Eichinger, quien se puso en contacto con su colega alemán Andreas Greinacher porque sabía que también podía darse en ese raro efecto secundario de la heparina llamado HIT.

La heparina, al ser un anticoagulante, se une a una proteína llamada factor plaquetario 4 (PF4), formando un complejo. Algunas personas sin conocer la razón producen anticuerpos contra ese complejo, lo que desencadena una coagulación incontrolada.

Lo que alertó a Eichinger es que esa mujer, su paciente, no había recibido heparina. Pero había recibido la vacuna de AstraZeneca cinco días antes de que comenzaran los síntomas. «Pensé que tal vez se trataba de algún tipo de reacción inmune», confiesa Eichinger a Science.

Greinacher preguntó al Instituto Paul Ehrlich, el que supervisa la seguridad de las vacunas en Alemania, si habían visto algún caso como el de esa mujer. La respuesta fue afirmativa. Greinacher recibió muestras de sangre de otros ocho pacientes. Todos tenían las plaquetas bajas y una coagulación inusual.

El objetivo, entonces, era estudiar esos nueve casos para ver si podrían haber sufrido un trastorno protrombótico causado por anticuerpos activadores de plaquetas dirigidos contra el factor plaquetario 4 (PF4), como ocurre con la heparina. Los nueve casos habían desarrollado trombosis entre el día 4 y el 16 tras recibir la vacuna. Siete de ellos, trombosis venosa cerebral. Cuatro fallecieron. Y aunque ninguno de los nueve había recibido heparina antes, en cuatro de ellos hallaron anticuerpos contra esa proteína PF4, que es el sello distintivo del HIT. Los investigadores concluyeron que “la vacuna AZD1222 se asocia con el desarrollo de un trastorno protrombótico que se asemeja clínicamente a la trombocitopenia inducida por heparina, pero que muestra un perfil serológico diferente”. Sus hallazgos los acaban de publicar en este estudio preliminar.

 

¿Hay tratamiento?

El tratamiento sugerido en base a esta investigación es a base de:

– inmunoglobulinas (anticuerpos inespecíficos de donantes de sangre), que ayudan a frenar la activación plaquetaria

– anticoagulantes sin heparina, que pueden ayudar a disolver los coágulos

Greinacher explica en Science que ha habido un caso, al menos, en que un médico decidió aplicar sus consejos y el paciente se recuperó. La Sociedad Alemana para el Estudio de la Trombosis y la Hemostasia ha emitido ya una serie de recomendaciones para diagnosticar y tratar el VIPIT.

 

Más que una hipótesis

El hematólogo de la Universidad de Carolina del Norte Nigel Key también cree que hay que alertar ya a los médicos sobre todo esto. Pero no todos lo ven así. Porque lo que no está claro todavía es cómo la vacuna puede desencadenar ése síndrome. Robert Brodsky, reconocido hematólogo de la Universidad Johns Hopkins de Nueva York, no está tan convencido de que el VIPIT pueda explicar todos los casos ocurridos con la vacuna.

Sí está de acuerdo en que los anticuerpos PF4 y la coagulación observada en los pacientes se parecen a la HIT, pero advierte que el vínculo no ha sido probado. “Estoy convencido de que estos pacientes tienen anticuerpos del factor 4 plaquetario, al menos cuatro de ellos. Pero no estoy convencido de que esos anticuerpos estén explicando la trombocitopenia o la coagulación«, explica en Science.

Tanto Brodsky como Key coinciden en una cosa: «los casos ocurridos plantean la preocupación de que esta vacuna sea potencialmente mortal en un pequeño subconjunto de pacientes«. De lo que se trata, ahora, es de averiguar quién está en él. En ese sentido, el trabajo de Greinacher es sólo una hipótesis, de momento, pero bastante sólida.

Tanto que varios países europeos, como Alemania, Holanda o Reino Unido, ya han incorporado el VIPIT a sus recomendaciones en la práctica médica relacionada con la Covid. Y en Australia, el Grupo Asesor Técnico sobre Inmunización ya recomienda no administrar ninguna vacuna de la Covid a personas con antecedentes de HIT. La conclusión de Oriol Mitjà es clara, a la luz de esta nueva información. “La vacunación puede continuar, hay que seguir vacunando, pero los médicos pueden identificar y tratar el VIPIT”.

 

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