El número estimado de personas que conviven con el virus de inmunodeficiencia humana o VIH en todo el mundo es mayor a 40 millones. La gran mayoría de estos pacientes se encuentra en edad reproductiva y, muchos de ellos, están interesados en tener hijos biológicos sin riesgo para el recién nacido ni para su pareja cuando ésta es VIH negativa,
Desde 1997, con la instalación de tratamientos antivirales con el esquema HAART (esquemas altamente efectivos), los pacientes VIH positivo comenzaron a mejorar su expectativa y calidad de vida. Esta circunstancia motivó, aún más, a las parejas a consultar sobre asesoramiento de procreación responsable, especialmente parejas que practican el sexo seguro y el autocuidado.
En la Argentina y en el mundo
Durante la última década, las sociedades ginecológicas e infectológicas han finalmente enunciado que “no puede negarse la asistencia de reproducción asistida a estas parejas”. Los primeros en ofrecer estas terapeúticas fueron grupos de ginecólogos en Italia, el Dr. Enrico Semprini en Milán fue uno de los pioneros.
En la Argentina, en el Centro de Estudios Infectológicos dirigido por el Dr. Stamboulian, trabaja un equipo de infectología perinatal desde hace más de 15 años. La demanda de los pacientes sobre este tema y la inquietud de los ginecólogos, motivaron al equipo a trabajar de manera multidisciplinaria en el desarrollo de un programa de reproducción asistida. Desde diciembre de 2000 hasta la fecha comenzamos a recibir parejas derivadas por infectólogos de cabecera de nuestro grupo, de hospitales públicos, procedentes tanto de Buenos Aires como del interior del país.
Procedimientos
Las parejas son asesoradas por infectólogos, ginecólogos y psicólogos (en los casos necesarios). Un equipo de bioquímicos realiza los estudios de aislamiento viral en esperma mediante dos técnicas, uno cuantitativo para determinar la carga viral en esperma. Luego se procede al lavado de esperma y se realiza la segunda prueba cualitativa para detectar el material genético del virus por PCR ADN VIH.
Las prácticas de sexo protegido son reforzadas y revisadas en cada pareja planteando su cumplimiento durante todo el embarazo y lactancia.
Si la pareja está de acuerdo con el programa presentado firma un consentimiento informado y se comienzan a realizar los estudios diagnósticos. La evaluación ginecológica incluye estudios hormonales y radiografía de útero en la mujer y análisis de la muestra de esperma, en el varón para valorar recuento de espermatozoides, sus características y movilidad. Con estos resultados se define si la pareja es candidata a procedimientos de reproducción asistida de baja complejidad (inseminación) o de alta complejidad (fertilización in vitro e inyección intracitoplasmática de esperma).
A la mujer se le solicitan estudios para pesquisa y prevención de infecciones perinatales, es decir la que pueden ser transmitidas de la mamá al bebé.
Luego del procedimiento, se realiza en las mujeres el seguimiento periódico con serología ELISA para VIH. Si se concreta el embarazo y llega a término, el recién nacido es evaluado con estudio de PCR ADN VIH en el primer mes, o con el VIH (ELISA) en los 6 primeros meses de vida.
Casos
Hasta la fecha han consultado 157 parejas en donde el hombre está infectado con el virus VIH y la mujer es negativa y 20 parejas ambos VIH (+). Se han concretado 53 embarazos, 6 embarazos están en curso y han nacido 54 bebés. Todos los controles en las parejas discordantes (uno positivo y el otro no) han descartado la transmisión de la infección en la madre y los niños. En los casos de mujeres infectadas, sus recién nacidos han sido evaluados y tampoco se ha detectado transmisión.
El éxito luego del primer procedimiento de reproducción asistida en el grupo de parejas discordantes ha sido del 30%, con 3 procedimientos fue del 69%. Un 30% de las parejas han concretado el embarazo con 4 o más procedimientos. La tasa de éxito de las inseminaciones ha sido de 9%, de la fertilización in vitro 35% y de la inyección intracitoplasmática de esperma (un método más sofisticado de fertilización) 30%.
Es importante destacar que un porcentaje de pacientes portadores ha debido iniciar tratamiento antiviral transitoriamente para negativizar los estudios virales en esperma. También, hemos asistido a pacientes varones que concretaron su embarazo sin recibir tratamiento antirretroviral, por tener muestras de esperma sin aislamiento viral.
Trece parejas han intentado tener un segundo hijo a través de este programa y hasta el momento dos de ellas ya lo concretaron.
Ocho parejas informaron sobre eventos de ruptura de preservativo durante el seguimiento.
Algunas mujeres requirieron antivirales. No se registraron casos de infección tampoco en este grupo de riesgo.
Se indicaron pautas de prevención para evitar transmisión de otras enfermedades infecciosas que podrían complicar el embarazo en varias mujeres (toxoplasmosis, rubeóla, sarampión, hepatitis B).
La bibliografía describe en distintas publicaciones hasta la fecha más de 5000 procedimientos de reproducción asistida en países de Europa y en los Estados Unidos. Han nacido más de 500 bebés y no se han detectado infecciones ni en las madres ni en los recién nacidos.
Si bien algunos expertos plantean para algunos varones infectados con el VIH otras estrategias de procreación, estas técnicas son las más seguras y las que tiene mayor casuística. Los diferentes equipos que la aplican en Europa, USA y en nuestro país siguen afirmando la seguridad de las mismas para evitar el contagio de la madre y el recién nacido.