Las obstétricas del ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires celebraron hoy su día con una recomendación en favor de los nacimientos respetados pero en instituciones de salud, y advirtieron sobre los riesgos del parto domiciliario.
Todos los 31 de agosto, día de San Ramón Nonato, se celebra el día de la Obstétrica y la Embarazada y, en ese marco, el equipo del programa materno infantil de la Provincia puso de relieve el rol de las parteras en el ámbito hospitalario porque, según coincidieron, “sólo se puede decir que un parto no fue riesgoso una vez que finalizó”.
Ocurre que en los últimos años se comenzó a difundir como una práctica benéfica el parto domiciliario con el acompañamiento de parteras pero sin intervención del resto del equipo de salud.
“Estamos convencidos de que el parto, para que sea seguro, debe ser institucionalizado porque se trata de un evento impredecible, en el que pueden ocurrir emergencias como hemorragias, la necesidad de un cesárea de urgencia u otros contratiempos que requieren de todos los recursos de una maternidad”, explicó el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia.
Maternidades seguras
Para mejorar la calidad de la atención antes, durante y en el posparto en hospitales, el ministerio de Salud provincial y Unicef comenzaron a implementar, desde el año pasado, la estrategia “Maternidades Seguras y Centradas en la Familia”. Para esto se capacitó al equipo de salud y se sumaron obstétricas, equipamiento y mobiliario en 36 maternidades provinciales.
“Una maternidad segura es aquella cuyo personal adopta prácticas de probada eficacia, con capacidad para atender la emergencia y derivar en tiempo y forma a la embarazada”, resumió Flavia Raineri, directora del Programa Materno Infantil de la Provincia. Y agregó que la seguridad pasa también por el acceso inmediato a prácticas quirúrgicas y anestésicas si hicieran falta, transfusiones de sangre controlada, tratamientos médicos de emergencia y asistencia neonatal inmediata
Por otra parte, destacó el trabajo realizado desde el ministerio para que las maternidades centren su trabajo en la familia. “Esto implica generar las condiciones físicas y culturales dentro de ellas para que la madre, el bebé y su familia sean los protagonistas y que el hospital resulte un ámbito amigable, humano, que acompañe y respete sus decisiones”, detalló Ana María Bonotti, obstétrica de la cartera sanitaria provincial.
Esto implica, entre otros puntos, que el equipo de salud brinde apoyo a la embarazada y su familia durante el control prenatal, respete las decisiones de las embarazadas y su familia en el parto, priorice la internación conjunta de la madre y el hijo cuando se encuentren sanos, y faciliten la inclusión del padre y del resto del grupo familiar en la internación neonatal.
“En este momento, junto con Unicef, estamos equipando diez maternidades de la Provincia para que cuenten con una residencia cómoda para madres, donde puedan descansar y permanecer si tienen a sus hijos recién nacidos internados”, agregó Bonotti.
Esas maternidades son las de los hospitales Penna de Bahía Blanca, San Felipe de San Nicolás, Erill de Escobar, Mercante de José C. Paz, Santa Rosa de Vicente López, Virgen del Carmen de Zárate, Evita Pueblo de Berazategui, Vicente López y Planes de General Rodríguez, Paroissien de La Matanza y Tetamanti de Mar del Plata.
Controles básicos
La última encuesta perinatal, realizada en 2008 a 12.000 mujeres que acababan de tener un hijo en maternidades públicas del área metropolitana, reveló que dos de cada diez parturientes no se habían realizado los cinco controles mínimos recomendados por la OMS.
Las obstétricas dijeron que la falta de consulta antes y durante la gestación constituye una de sus máximas preocupaciones, “porque los controles permiten prever riesgos que ponen en riesgo la salud de la embarazada y su bebé”.
Por ejemplo, señalaron, medidas sencillas como tomar ácido fólico antes de quedar embarazada previene malformaciones del sistema nervioso central. Además, la detección y el tratamiento de enfermedades como la hipertensión y la diabetes o de afecciones infectocontagiosas desde el inicio del embarazo puede, incluso, salvar la vida de la madre y su bebé.