Un grupo de científicos que realizó un estudio internacional importante sobre la genética del cáncer de mama señala que ahora puede clasificar a la enfermedad en 10 subtipos, un hallazgo que apunta al desarrollo de tratamientos más precisos y personalizados para las pacientes en el futuro.
En una investigación publicada en la revista Nature, un equipo de la entidad sin fines de lucro Cancer Research UK (CRUK) también halló varios genes completamente nuevos ligados a los tumores mamarios, lo que ofrece potenciales blancos para clases de fármacos novedosos.
Carlos Caldas, que co-dirigió el estudio en el Instituto de Investigación de Cambridge de CRUK y la University of Cambridge, dijo que los resultados implican que el cáncer de pecho debería ser visto ahora como «término paraguas» para una serie de enfermedades.
«Esencialmente, pasamos de saber cómo luce el tumor mamario bajo un microscopio a detectar su anatomía molecular», expresó.
«Esta investigación no afectará el diagnóstico actual de las mujeres con cáncer de mama. Pero en el futuro todas las pacientes recibirán tratamiento especializado según las huellas digitales de su tumor», añadió Caldas.
El cáncer de pecho es la forma más común de cáncer entre las mujeres en todo el mundo, ya que representa al 16% de todos los casos de tumores femeninos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un estudio el año pasado del Instituto De Métrica y Evaluación de la Salud de Estados Unidos halló que los casos globales de cáncer de mama han aumentado más del doble en apenas tres décadas, desde 641.000 en 1980, a 1,6 millones en el 2010, un ritmo que excede al del crecimiento poblacional mundial.
Para el estudio genético, el equipo de Caldas trabajó con la Agencia de Cáncer BC, en Vancouver, Canadá, y analizó 2.000 muestras tumorales tomadas de mujeres diagnosticadas con cáncer de pecho hacía cinco a 10 años.
Para obtener un panorama detallado, el equipo estudió tanto el ADN como el ARN -que traduce el ADN en proteínas- para hallar qué genes son activados o desactivados en cada muestra tumoral. Los investigadores explicaron cómo este análisis combinado ayudó a revelar la identidad de genes conocidos como oncogenes -generadores de cáncer- y de genes supresores de tumores, los cuales protegen de la enfermedad.
Esto permitió al equipo reclasificar al cáncer mamario en 10 nuevas categorías, a partir de la actividad genética en lugar de los actuales test que buscan la presencia de los llamados biomarcadores como los receptores de estrógeno o el denominado HER2.
Medicamentos como el genérico tamoxifeno, y los inhibidores de la aromatasa, que bloquean la actividad del estrógeno, se usan actualmente como tratamiento personalizado para las pacientes con cáncer de pecho cuyos tumores producen grandes cantidad de receptores de estrógeno (RE). También se utilizan otros fármacos que se administran a las pacientes cuyos tumores dependen del HER2.
Harpal Kumar, presidente ejecutivo de CRUK, dijo que los nuevos hallazgos ayudarían a los oncólogos a hacer diagnósticos mucho más precisos a cada paciente con cáncer de pecho. «Nos permitirá estar seguros de que apuntamos realmente al tratamiento adecuado para cada mujer», agregó.
El estudio «cambia la forma en que pensamos el cáncer mamario, ya no como una enfermedad, sino como 10 enfermedades bien diferenciadas dependiendo de los genes que realmente están activados o desactivados», expresó Kumar.
Samuel Aparicio, que co-dirigió el estudio con el equipo en Vancouver, describió la reclasificación en 10 subtipos como un nuevo «mapa molecular» del cáncer de mama que dijo que apuntaba al desarrollo potencial de medicinas novedosas.
Los científicos dijeron que el próximo paso sería descubrir cómo los patrones moleculares específicos hacen crecer a los tumores, y revelar las fallas que responderían a nuevos fármacos en el futuro.
Los expertos indicaron que la información de este estudio estaría disponible para los científicos de todo el mundo, en un esfuerzo por impulsar el descubrimiento y desarrollo de medicamentos.