La pobreza, la desigualdad y la baja calidad del sistema educativo son las principales causas del desmedido incremento de embarazos en mujeres adolescentes en los países de América Latina y el Caribe, señala un estudio del Banco Mundial (BM) divulgado en Guatemala.
El estudio «Embarazo adolescente y oportunidades en América Latina y el Caribe: sobre maternidad temprana, pobreza y logros económicos», ubica a la región como la tercera con mayor tasa de fertilidad adolescente en el mundo, solo superada por África subsahariana y el sur de Asía, y analiza los factores de riesgo asociados con el embarazo en mujeres menores de edad.
Luis Felipe López-Calva, economista líder del BM para la región, señaló durante la presentación del informe que «la pobreza y la falta de oportunidades están directamente asociadas con el embarazo adolescente y la maternidad temprana».
Esos factores, alertó, «pueden convertirse en impedimentos para que las mujeres aprovechen al máximo sus oportunidades de desarrollo», principalmente en los países más pobres de la región en donde la tasa de embarazos adolescentes es mayor.
En la región en general, la tasa de embarazos en adolescentes de entre 15 y 19 años es de 72 por cada 1.000 mujeres, y países como Nicaragua, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Venezuela, Ecuador, El Salvador y Panamá se encuentran entre los 40 con los mayores índices de fecundidad en adolescentes en el mundo.
El BM reconoce en el informe «importantes» avances en la región durante los últimos años «en los indicadores de educación y salud de las mujeres», así como una «creciente participación femenina en el mercado».
Sin embargo, subraya, «el embarazo adolescente y la maternidad temprana continúan siendo un gran desafío para la región», ya que en todo el mundo, excepto en América Latina y el Caribe, los embarazos adolescentes disminuyeron durante la última década.
«El embarazo adolescente es relevante desde el punto de vista del desarrollo porque es una manifestación de la falta de oportunidades y porque la maternidad temprana puede tener implicaciones que fomenten círculos viciosos de pobreza entre generaciones, exclusión social y altos costos sociales», anota el informe.
Atender este reto, agrega, «demandará políticas mejor diseñadas que tomen en cuenta la complejidad del fenómeno» por parte de los Estados.