El pasaje de preescolar a primer grado supone un cambio importante para los niños. No sólo empiezan a tener responsabilidades y tareas, sino que también arrancan con una actividad física más exigida. Tanto en las instituciones educativas privadas como en las públicas se solicita el llamado “apto físico” en niños sanos, aunque se requieren evaluaciones más rigurosas para los pequeños que realizarán deportes de alto rendimiento. Con motivo del comienzo de clases este 29 de febrero, DocSalud.com consultó a la pediatra Raquel Piazza, quien indicó todo lo que hay que saber sobre este requisito, que es también una oportunidad para comprobar un buen estado de salud general.
Para prevenir problemas de aprendizaje
El apto físico solicita certificado de agudeza visual, que debe ser emitido por el oftalmólogo y otro de agudeza auditiva, que incluye una audiometría y una timpanometría, firmado por el foniatra. Según especificó Piazza, estas pruebas se realizan para prevenir posibles problemas de aprendizaje que puedan deberse a estas causas.
“Si un chico sufre de hipoacusia va a estar distraído, lo mismo si es miope, porque al no ver bien se dispersa y va a dispersar al resto”. Una vez reunida la información emitida por los especialistas el pediatra extiende el certificado correspondiente.
Para la práctica de actividad física más intensa
El certificado puede incluir una evaluación cardiológica. Piazza indicó que es el cardiólogo quien evaluará si al chico se le hace solo un electrocardiograma o si además requiere de estudios más complejos. El Comité Nacional de Medicina del Deporte Infantojuvenil, junto a otros expertos publicaron en 2014 en la revista Archivos Argentinos de Pediatria un consenso para establecer que chicos ameritan de un examen cardiológico más exhaustivo. Además se enfatizó para esos chicos que realizan prácticas deportivas de una evaluación por traumatología.
“Un niño sano sin antecedentes familiares ni personales patológicos de enfermedad cardiaca no requieren un ECG para hacer actividad física habitual” destacó Piazza.
“Más allá de que en los comienzos no se realicen actividades físicas competitivas, el chico sí va a realizar ejercicio más intenso en comparación con el jardín y preescolar. Es por eso que algunos profesionales solicitan la evaluación por un cardiólogo infantil”, agregó la pediatra.
Para comprobar que esté bien y protegido
Otra de las certificaciones que se piden antes del ingreso al colegio como una oportunidad de detectar enfermedades periodontales es el del buen estado bucodental. Pero para que estén prevenidos y también protejan a sus compañeros se les solicita la libreta de vacunación completa al día.
“El inicio de la escuela es una excelente oportunidad para mantener las coberturas altas, ya que hay inmunizaciones que son obligatorias a los seis años. Ellas son la Sabin, que protege contra la poliomielitis; la triple viral contra el sarampión, la rubéola y las paperas y la triple bacteriana, contra la tos convulsa, la difteria y el tétanos”, aclaró.
Más requisitos y algunos consejos
Antes de que los niños arranquen con el primer grado, los establecimientos solicitan para la inscripción la fotocopia del DNI y la partida de nacimiento, pero también una fotocopia que certifique la obra social vigente del pequeño. Piazza especificó que los colegios del Estado cuentan con un departamento de salud escolar para evaluar a quienes no posean cobertura.
Como para los aptos físicos se requiere la visita al foniatra, el dentista, el oftalmólogo, el pediatra es quien solicitará la interconsulta cardiológica en chicos que tienen antecedentes de personales o familiares de enfermedad cardíaca o en los niños que inicien prácticas deportivas. Con los resultados en mano los evaluara de manera integral y extenderá el apto físico. Piazza recomienda solicitar las pruebas desde diciembre, aunque algunos prefieren comenzar en febrero. “Es conveniente reunir los requisitos lo antes posible, porque si no se solicita todo antes de la inscripción, se pedirá el certificado en las primera semanas de clases”, sostuvo.
Por último, la pediatra aconsejó a los padres acompañar a sus hijos en este pasaje del preescolar a la primaria con el fin de que tengan un buen rendimiento, ya que se produce “un salto desde lo educativo y lo social, porque pasan a tener más exigencias, otros compañeros y nueva maestra”.