Cerca de cinco de cada 100 personas tienen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Se trata de una patología que produce limitación y dificultades en la respiración. En EEUU, causa unas 120 mil muertes por año, y en nuestro país, entre 10 y 12 mil.
Con frecuencia, los pacientes con EPOC deben hospitalizarse debido a las llamadas exacerbaciones agudas de esta enfermedad, que tiene tres subtipos: enfisema, bronquitis crónica y asma crónico obstructivo. Las exacerbaciones agudas de la bronquitis crónica (EABC) pueden ser leves, moderadas o severas. Cuando éstas se presentan con frecuencia, producen una marcada alteración en la calidad de vida del paciente y un daño en la función pulmonar. Son entonces un tema muy importante que tratamos la semana pasada en un encuentro de expertos y profesionales de la salud que tuvo lugar en Buenos Aires.
Hay varios aspectos que quiero destacar sobre estos problemas. Primero, las EABC representan el evento más importante en la historia natural de la enfermedad. Habitualmente, se observan en adultos que tienen otras patologías y se asocia con un aumento de la dificultad para respirar y de las expectoraciones, que generalmente se tornan purulentas. En estos casos, es clave llegar al diagnóstico correcto e implementar el tratamiento adecuado.
Episodios causados por ciertos microbios ambientales
Nos pareció importante en este encuentro científico presentar el caso de una paciente a la cual se le detectó una micobacteria en el cultivo de esputo. Inicialmente, se pensó que se trataba del germen que produce la tuberculosis y la paciente recibió el tratamiento correspondiente. Pero luego, con la colaboración del Instituto Malbrán, se pudo determinar que se trataba de una micobacteria atípica. Estos son microbios ambientales que suelen colonizar a pacientes con EPOC y otras patologías, pero no a los individuos sanos. Y a diferencia de los que causan tuberculosis, no se transmiten de persona a persona, por lo cual los infectados no deben estar en aislamiento.
Es necesario entonces tener en cuenta que si se detecta una micobacteria en cultivos de un paciente con EPOC, es muy probable que se trate de una micobacteria atípica adquirida en la comunidad. Si bien es posible iniciar un tratamiento antibiótico, vale destacar que el mismo no se extiende más de uno o tres meses, ya que no es posible eliminar la infección y el microorganismo persiste como colonizante. Sin embargo, es posible controlarlo para mejorar el estado del enfermo.
No todos los gérmenes detectados requieren tratamiento
Nos tocó ver también a una paciente con una bronquitis crónica severa en cuyo esputo se encontró la bacteria Pseudomonas aeruginosa. Cuando aparece este germen en las EABC, es necesario tratarlo y existe un único antibiótico que puede darse por vía oral: la ciprofloxacina. En este caso, la bacteria resultó ser resistente al tratamiento, pero la paciente se benefició cuando luego recibió un antibiótico llamado ceftadima, que corresponde a una cefalosporina de tercera generación.
Es común en estos casos que el cultivo de esputo indique que hay también otras bacterias, pero en general estas son colonizantes y no necesitan tratarse. Por eso, es importante catalogar muy bien el germen, es especial cuando se trata de pacientes con EABC severas, para determinar entonces si la persona debe recibir antibióticos o no.
Medidas clave de prevención en casos de EPOC
Es importante que las personas con EPOC reciban la vacuna antigripal en forma anual, para evitar las complicaciones que puede producir la gripe. Asimismo, se aconseja que se vacunen contra el neumococo, agente que puede causar neumonía e infecciones de la sangre. Esta vacuna se aplica en cualquier estación –otoño, invierno, primavera o verano– y, en muchos pacientes, cada cinco años.
Existe también un esquema nuevo de vacunación antineumocócica. Se trata de la vacuna conjugada, que antes solo se utilizaba en niños. Ahora, pueden recibirla también los adultos mayores de 50 años, quienes luego de ocho semanas deben aplicarse, además, la vacuna polisacárida. De esta manera, podrán prevenir las infecciones causadas por un mayor número de cepas del neumococo.
Finalmente, durante los meses del invierno los pacientes con EABC pueden beneficiarse con el uso de un antibiótico llamado azitromicina, que se indica tres veces por semana por varios meses. Por eso, resulta clave que consulten con sus médicos sobre las posibles estrategias para minimizar el impacto del EPOC en sus vidas diarias.