Cáncer de colon: una enfermedad silenciosa

En el día mundial de la patología, se recuerda que el 75% corresponde a casos esporádicos y el resto ocurre en personas con antecedentes familiares. Las neoplasias pueden crecer durante diez años sin presentar síntomas.

El cáncer colorrectal se desarrolla en la última porción del tubo digestivo, en el intestino grueso y que está compuesto por el colon y el recto. Se desencadena a consecuencia de una compleja interacción de causas. Aproximadamente un 75 % de los casos son esporádicos, es decir que ocurren en personas que no tienen antecedentes hereditarios ni personales de la patología. En estos casos entran en juego otros factores como los dietéticos y ambientales. El 25 % restante de los diagnósticos corresponden a individuos con riesgo adicional por antecedentes de adenoma o enfermedad maligna personal o familiar, como así también otros males predisponentes como las afecciones inflamatorias del colon.

La edad también debe ser considerada como un factor de riesgo. El 90% de los CCR se produce en personas mayores de 50 años y tiene una incidencia levemente mayor en hombres que en mujeres. Se trata del tercer cáncer más frecuente en nuestro país, luego del de mama y próstata. Según el Instituto Nacional del Cáncer (INC), en 2012 se registraron 13.558 casos.

Una progresión  lenta

En más del 80 % de los casos, se produce primero un pólipo, es decir, un crecimiento anormal de las células de la pared interna del intestino grueso, denominado adenoma, que puede crecer lentamente durante más de 10 años. Si no se detecta y extirpa a tiempo puede transformarse en un cáncer colorrectal con la potencial facultad de diseminarse hacia ganglios linfáticos u órganos vecinos o a distancia (metástasis).

Por este motivo, su detección precoz resulta vital para poder lograr un tratamiento temprano y así reducir la mortalidad. Se estima que si el diagnóstico del cáncer del colon y recto se realiza en etapa precoz, la posibilidad de curación es superior al 90 %.

Tanto los pólipos colorrectales como las lesiones malignas no siempre causan síntomas, especialmente al principio, en las etapas tempranas de la enfermedad. En tal sentido, un adecuado screening permite detectar una neoplasia antes que aparezcan síntomas como el cambio de hábito evacuatorio, la presencia de sangrado con las deposiciones, la pérdida de material mucoso por la región anal o la presencia de dolor que suelen alertar al paciente para consultar con el especialista. La pesquisa incluye la realización de estudios entre los que la colonoscopia se puede ubicar como el método más importante para detectar tejido patológico en etapa temprana, así como también para la vigilancia y el tratamiento de los pólipos colorrectales. Se debe hacer un seguimiento de cerca en los casos con pólipos mayores a 10 mm o tres o más mayores a 6 mm.

En general, la edad para iniciar este estudio exploratorio es a partir de los 40 años y se deben repetir cada cinco años si los hallazgos son normales. En otras guías de screening, se habla de comenzar a partir de los 50 años, según antecedentes filiares y con periodicidad variable entre cada cinco y 10 años. En los casos en los que exista el antecedente de un familiar de primer grado a una edad menor de 50 años, la colonoscopia se recomienda iniciarla a partir de los 40 años o 10 años antes de la edad del caso índice. En aquellas personas con antecedentes de un familiar de primer grado entre 50 y 60 años, se debe comenzar a partir de los 40 años y repetir el estudio cada 5 años.

*El Dr. Juan Manuel O’ Connor, Matrícula N° 102684, es médico oncólogo clínico del Instituto Alexander Fleming.

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