Cerca del 15% de los niños padece dislexia

Su principal síntoma es la dificultad para aprender a leer. El trastorno se padece de por vida, pero con un tratamiento adecuado, el grado puede disminuir. Consultar a tiempo es vital.

Según las estadísticas del Instituto de Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés), el 15 % de la población o 1 de cada 7 chicos, tiene algún tipo de trastorno de aprendizaje. Entre los más comunes se encuentran las dificultades con la lectura y las habilidades lingüísticas.

 

El 80% de los chicos con trastorno de aprendizaje tienen trastornos en la lectura. Esto quiere decir, que la dislexia es muy frecuente, sub-diagnosticado y suele confundirse con dificultades de atención,  cuestiones madurativas y emocionales de los niños.

 

¿Qué es la dislexia?

 

Es un trastorno del aprendizaje cuyo origen está en el lenguaje, no se debe a factores emocionales y no se “pasa” sola. Es una condición que afecta al sujeto durante toda su vida y cuyo impacto difiere según el momento evolutivo, la severidad y el tratamiento. Afecta a la lectura y no a la escritura, aunque dificultades con esta última pueden y suelen, acompañar.

 

Se refiere a un conjunto de síntomas cuyo resultado es que el niño tiene dificultades con la lectura, no es una cuestión de inteligencia ni de voluntad. Básicamente se trata de la dificultad para aprender a leer y a manejar los sonidos de las palabras, involucra algún nivel de trastorno del lenguaje y no necesariamente ocurre con alguna dificultad en la escritura. Con el tratamiento necesario y  estrategias escolares apropiadas el chico disléxico puede aprender a leer y realizar una escolarización adecuada.

 

Nunca se debe desatender a un niño que al finalizar primer grado no lee de acuerdo a lo esperado curricularmente, o  al nivel general de funcionamiento del chico. La idea de que “cada uno tiene su tiempo” es peligrosa. Se pierde tiempo, y se agregan otros problemas (Curriculares, Emocionales y Sociales) que podrían evitarse si se atiende el problema en su debido momento.

 

Un niño disléxico será un adulto disléxico, pero esto no tiene porque convertirse en una condena.  Si bien  el trastorno es comúnmente considerado un problema infantil, esto no es tan así. La dislexia es una condición, se puede mejorar muchísimo pero se ES disléxico, no SE TIENE dislexia. El grado dependerá del tratamiento que haya recibido y de la severidad de la patología. Hay mucho para hacer para ayudar a quien la padece, pero primero hay que conocerlo.

 

¿Qué consecuencias tiene en el adulto si no se trató?

 

Arrastrará sus complicaciones en la lectura con todas las consecuencias que esto implica a lo largo a de la vida: dificultades escolares que pueden llegar hasta la repitencia o abandono en el secundario, problemas para seguir una carrera universitaria, y hasta obstáculos para ir al cine por no poder leer a tiempo el subtitulado de las películas. Por supuesto, esto depende del nivel de dificultad. El adulto que de niño recibió tratamiento adecuado será un lector más lento y sólo él o ella sabrán de su condición.

 

¿Cuándo se debe consultar?

 

Cuando al finalizar el 1er grado el chico no ha alcanzado los niveles de lectura esperados. En ese momento se debe pedir un turno con un especialista en trastornos del aprendizaje o un especialista en dislexia y descartar o confirmar el diagnóstico. De corroborarse, debe comenzar el tratamiento inmediatamente y, simultáneamente, trabajar con el colegio para acompañar al niño en este período de nivelación. No debe olvidarse que, cuando se hace el diagnóstico, el chico ya no aprendió a leer según esperado y está en desventaja y por debajo de la currícula escolar. Por esto, el procedimiento incluye, por un lado, un tratamiento específico para la dislexia donde se trabajaran aquellos factores lingüísticos determinados que no le permiten aprender a leer y, además, muchas veces se le debe enseñar a leer nuevamente para que pueda seguir el ritmo escolar.

 

Si un chico entre 4 y 7 años:

 

• NO recuerda secuencias simples: contar hasta 20, días de la semana, recitar el abecedario.

 

• NO recuerda fácilmente directivas verbales.

 

• NO entiende la idea de las rimas: pato y gato  riman pero pato y papa no.

 

• NO reconoce palabras que empiezan con la misma letra (Ej.  mamá, mano, mapa, mantel).

 

• NO usa palabras específicas para nombrar objetos y cosas, utiliza con frecuencia: eso, esa cosa.

 

• NO recuerda los nombres de lugares y personas.

 

• NO demuestra entender las relaciones: izquierda-derecha, arriba-abajo, delante-atrás.

 

Entonces está en riesgo y debe ser monitoreado de cerca. No todos los niños que tienen dificultades con estas habilidades son disléxicos, pero debe seguirse el proceso de aprendizaje de cerca y realizar la consulta sin demoras.

Más información sobre la Clínica de Dislexia de INECO.

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