Más allá de que se promocionara como una herramienta para dejar de fumar, un nuevo estudio advierte que el cigarrillo electrónico puede ser más adictivo que el tradicional. A su vez, otra investigación alerta sobre el riesgo de los saborizantes.
Según un equipo de la Universidad de California, que publicó sus conclusiones en la revista American Journal of Public Health, los usuarios de estos dispositivos tenían un 59% menos de chances de dejar el tabaco normal que aquellos que no vapeaban y además ni siquiera los e-cigars ayudaba a reducir el consumo de sus pares tradicionales.
Otro trabajo publicado en Tobacco Control y citado por el diario El Mundo alertó que los niveles de los productos químicos utilizados para dar sabor a algunos de los líquidos de los cigarrillos electrónicos superan los límites de exposición recomendados, hasta el punto de causar irritaciones respiratorias.
Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), alertan que el líquido que contienen estos dispositivos es altamente tóxico y se recomienda evitar el contacto con piel y mucosas así como mantenerlo fuera del alcance de los niños, “ya que la nicotina es un potente veneno y se han descripto algunas muertes infantiles por su ingestión”.
El cigarrillo electrónico como método para dejar de fumar es, desde hace ya algunos años, un tema controversial a nivel global. Su comercialización en Argentina está prohibida desde 2011.
“Se trata de un aerosol que se aspira y produce vapor caliente, con sustancias muy parecidas al cigarrillo pero en cantidades o dosis mucho menores. Pero no sabemos qué pasa cuando alguien lo consume a largo plazo. Lo que sí sabemos es que el vapor contamina el aire ambiental porque tiene casi las mismas toxinas que el cigarrillo común. De hecho, se encontraron elementos carcinogénicos en el vapor. Pueden tener o no nicotina, pero hasta ahora la OMS no se expidió respecto a la seguridad del cigarrillo electrónico para la salud y su eficacia para dejar de fumar”, explicó la doctora Cristina Borrajo, Presidente de la AAMR.
En concordancia con las nuevas investigaciones, Borrajo indicó no hay certeza sobre su eficacia como método para abandonar la adicción.