La conjuntivitis es una enfermedad viral o bacteriana, que provoca la inflamación de las conjuntivas, unas membranas mucosas y transparentes que tapizan el globo ocular y que revisten la parte interna de los párpados. Es una afección irritante, inofensiva y contagiosa (muy frecuente en los niños), por lo que es necesario un rápido diagnóstico y tratamiento.
Uno de los tipos más comunes de esta enfermedad es de origen viral. Se la distingue porque genera una secreción acuosa. La conjuntivitis bacteriana, en cambio, se caracteriza por producir una abundante secreción verde amarillenta espesa.
Hay un tercer tipo para esta afección, que es la alérgica. En este caso, no se trata de una infección, sino de una reacción a un alérgeno (como el polen), que produce comezón, inflamación, lagrimeo, estornudos y secreción acuosa de la nariz.
Tratamientos
En los primeros dos casos, lo recomendable es aplicar compresas tibias sobre el ojo. Se debe humedecer una tela limpia y sin pelusa en agua tibia, exprimirla y aplicarla suavemente.
Para la bacteriana, el médico puede prescribir gotas o ungüentos oculares con antibióticos. La viral, en cambio, desaparece sola pocos días después.
Por su parte, la conjuntivitis alérgica suele responder a compresas de agua fría. Además, existen gotas oftálmicas especialmente formuladas, con antihistamínico y un agente que constriña los vasos sanguíneos.
Cuidados y precauciones
Por tratarse de una enfermedad muy contagiosa, hay una serie de medidas que son muy útiles, en especial si alguien de la familia tiene esa enfermedad:
• No llevarse las manos a los ojos.
• Lavarse las manos en forma recurrente.
• No compartir la toalla de mano ni el toallón.
• Cambiar la funda de la almohada todas las noches.
• No compartir cosméticos para los ojos y desechar aquellos que tienen varios meses.