Médicos de distintas especialidades, investigadores y funcionarios del Ministerio de Salud de la Nación convocaron a toda la población a inmunizarse contra la hepatitis B, principal causa de falla hepática fulminante y enfermedad de la que se siguen reportando nuevos casos pese a existir una inmunización segura, efectiva y gratuita.
«La hepatitis B puede dañar en forma aguda, provocando la muerte o la necesidad de trasplante; en forma crónica, puede convertirse en hepatitis crónica o cirrosis hepática, o causar cáncer de hígado. Y tenemos una vacuna disponible en forma gratuita para todos», señaló el infectólogo Pedro Cahn.
Cahn, presidente de la Fundación Huésped y jefe de Infectología del Hospital Fernández, consideró «indispensable concientizar a la población de que cuando una persona se vacuna, no sólo se está protegiendo a sí, sino también a los otros, evitando el contagio».
El especialista, destacado por su labor en la lucha contra el VIH, fue uno de los oradores de la jornada “Todos contra la hepatitis B” organizada por el Ministerio de Salud de la Nación con el objetivo de difundir la existencia de la vacuna contra esta enfermedad disponible en forma gratuita y obligatoria.
«Todos estamos expuestos a la hepatitis B, y sus consecuencias son muy graves, por lo que es importante que la comunidad reclame esta vacuna, que puede pedirla en cualquier vacunatorio público sin necesidad de receta», señaló Carla Vizzotti, responsable del Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (ProNaCEI) del Ministerio de Salud.
La vacuna contra la hepatitis B se comenzó a aplicar en Argentina en el año 1992 al personal de salud y los grupos de riesgo; en el año 2000 se incorporó como vacuna para los recién nacidos, dentro de las 12 horas de vida.
A partir de 2003, y como parte de una política nacional que elevó el número de vacunas del calendario oficial a 16, se incorporó la de la hepatitis B para los preadolescentes no inmunizados y en 2009 se incorporó a la cuádruple, conformándose la quíntuple para reducir los pinchazos que se dan en los 2, 4 y 6 meses de vida.
«Con estas indicaciones teníamos cubiertos a casi todos los menores de 20 años; sin embargo, los mayores de esa edad seguían expuestos, entonces en 2012 incorporamos la vacuna para toda la población», detalló Vizzotti, que informó que la vacuna se administra en tres dosis: la segunda un mes después de la primera y la tercera a los seis meses.
La funcionaria detalló que «en caso de haberse dado una sola dosis se puede continuar con las otras dos sin importar que haya pasado más de un mes, y, si uno no recuerda si se dio o no la vacuna se puede dar de nuevo las tres dosis».
«Es importante destacar que para completar la inmunidad se requieren las tres dosis», sostuvo.
«La universalización de esta vacuna es una medida que nosotros hemos celebrado porque se sabe que, después del acceso a agua potable, las vacunas son la segunda medida que más incidencia tienen en la salud pública», aseguró Gustavo Lopardo, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología.
Presente también en la jornada, Carlos Falistocco, director de SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual, expresó que «algo que hemos aprendido durante estos años es que la existencia de los recursos por parte del Estado no es suficiente si no llegan a la gente, por eso la importancia de que la población conozca esta vacuna, que es un derecho y una obligación».
En la actualidad, si bien Argentina tiene una prevalencia baja de hepatitis B (menos del 2%), se verifica que los nuevos casos se concentran entre las personas de 25 y 35 años, aunque, según explicó Cahn «en el hospital comenzamos a observar gran cantidad de nuevos casos en mayores de 50».
«Esto es consecuencia de la prolongación de la vida sexual de la población y de que las personas mayores no se sienten en riesgo, así como los médicos buscan otro tipo de enfermedades en lugar de éstas», añadió Cahn.
La hepatitis B es una enfermedad viral que afecta al hígado y que puede presentarse sin la aparición de síntomas durante años, donde igualmente se contagia. Se estima que causa un millón de muertes anuales en el mundo. En Argentina es la principal causa de falla hepática fulminante y provoca al menos 12 trasplantes por año.
«Yo estoy agradecido a la vida y a todos los médicos que hicieron posible el trasplante de mi hígado porque volví a nacer. Pero les aseguro que entre tres pinchazos y un trasplante no lo dudo», dijo Ramón, quien hace cuatro años recibió un trasplante hepático como consecuencia de una hepatitis B.
El virus se transmite principalmente por contacto sexual no protegido (sin preservativo), de madre a hijo durante el embarazo o parto, por compartir jeringas o por material contaminado de sangre.