El corazón y los pulmones conviven dentro del tórax formando una unidad anatómica y funcional y si bien son órganos absolutamente diferentes, que pertenecen a sistemas independientes del organismo, su relación es tan estrecha que de ellos depende que todos los órganos que componen el cuerpo humano reciban el oxígeno suficiente para poder funcionar adecuadamente. Asimismo en numerosas enfermedades la alteración de uno de ellos afecta, directa o indirectamente, la función del otro.
Los pulmones están conectados al corazón a través de un circuito de vasos sanguíneos que son los que se ven afectados y que “trasladan” el problema de un órgano al otro.
Cuando los pulmones se enferman, sobre todo en algunas patologías crónicas, su deficiencia repercute, fundamentalmente, en las cavidades derechas del corazón y en algunos casos también en las cavidades izquierdas, produciendo una deficiencia en su funcionamiento que, incluso, puede llevar a la muerte.
La lista de patologías respiratorias que pueden enfermar a este órgano es extensa, pero la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) es una de las más frecuentes y por la cual más muertes se produce. En la mayoría de los casos es generada por el consumo de tabaco y si bien la afectación inicial es exclusivamente pulmonar, cuando avanza, va comprometiendo al corazón siendo este, en muchos casos, la causa final de fallecimiento del paciente. Además de la EPOC, casi todas las enfermedades pulmonares crónicas, pueden afectar al corazón.
La explicación de porqué se afecta tanto a este órgano cuando los pulmones se enferman, surge fundamentalmente en la conexión que hay entre ambos a través de las arterias pulmonares, que son las encargadas de llevar la sangre poco oxigenada, que fue utilizada por todo el organismo, desde las cavidades derechas del corazón hasta los pulmones para que estos le provean el oxígeno necesario a fin de ser útil a todas las células del organismo. En las enfermedades respiratorias crónicas los pulmones, al funcionar mal, ejercen mucha resistencia al recibir la sangre del corazón y le trasladan una presión mucho mayor para que este pueda realizar su trabajo, hasta que llega un momento que se va agrandando y declina en su función.
Por otra parte una deficiencia en el funcionamiento del corazón puede repercutir en los pulmones de manera absolutamente directa y si bien también hay una lista extensa de patologías cardíacas que pueden afectar el sistema respiratorio, la gran mayoría habitualmente termina en lo que se denomina “insuficiencia cardíaca” que, en su avance, complica el buen funcionamiento pulmonar. El máximo grado de este problema es conocido como “edema agudo de pulmón” ya que el corazón al claudicar en su función, produce secundariamente una acumulación de líquido en los pulmones que puede ser muy grave.
La actividad física, un amigo común
El ejercicio mejora diferentes aspectos del corazón. Aumenta la eficiencia de su función, disminuye el riesgo de padecer enfermedad coronaria, mejora la circulación sanguínea y contribuye a disminuir el colesterol malo y aumentar el colesterol bueno, entre otros beneficios.
Durante la actividad física se experimentan muchas modificaciones positivas a nivel respiratorio, que facilitan el ingreso del oxigeno desde el aire del ambiente hasta la sangre y la salida de dióxido de carbono (CO2) en sentido inverso. Moverse ayuda al corazón y a los pulmones para que, al trabajar juntos, mejoren la cantidad y calidad de sangre que le llega a cada célula del organismo.
Tabaco, enemigo de ambos
El hábito de fumar es la causa de muerte que mejor se podría prevenir en el mundo. Todos los años fallecen cerca de cinco millones de personas por esta causa y los órganos más afectados el corazón y los pulmones. El primero porque la cardiopatía isquémica (infarto, muerte súbita) está directamente relacionada con el consumo de cigarrillo. En el aparato respiratorio el tabaco interviene como causa fundamental de muerte por cáncer de pulmón y EPOC, entre otras enfermedades.
El corazón y los pulmones son buenos amigos y el adecuado funcionamiento de los mismos es fundamental para que la persona goce de salud. Cuando uno de ellos se enferma, está amistad se “rompe” y en muchos casos termina afectando al otro.
* El doctor Miguel Pennizotto es neumonólogo y coordinador de la Comisión de Recertificación de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.