Roberto Martínez Rinaldi, especialista en Cirugía Plástica y Reconstructiva, destacó diez puntos básicos a tener en cuenta para reducir los riesgos.
1. Cirujano especialista e integrante de una sociedad científica.
«Al margen del título oficial habilitante, en general los especialistas forman parte de asociaciones científicas que acreditan su aptitud, ya que éstas exigen una serie de requisitos de formación importantes. En el caso de la cirugía estética, toda persona que prevea ser intervenida debe chequear que el profesional escogido figure en la nómina de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica (www.cirplastica.org.ar) o de alguna de sus filiales provinciales», dijo Martínez Rinaldi.
2. Centro médico habilitado por el Ministerio de Salud.
El médico comentó que ninguna cirugía puede ser realizada en el marco de espacios que no estén habilitados por los Ministerios de Salud nacional, provincial y/o municipal para tal fin. La aparición del centro escogido en la nómina de instituciones avaladas oficialmente significa que en teoría éste cumple con todos los requisitos de bioseguridad para realizar el tipo de procedimientos que se plantea. «Por ello es fundamental realizar las averiguaciones pertinentes», dijo.
3. Equipo integrado por profesionales entrenados.
El equipo básico que se requiere para una cirugía estética debe constar de, por lo menos, cinco personas: un instrumentista, una enfermera, un anestesista, el cirujano y un ayudante. Las enfermeras deben ser profesionales con título oficial. Toda esta información también puede chequearse vía internet en las webs de las sociedades científicas.
4. Prótesis aprobadas.
Las prótesis que se utilizan en Argentina son generalmente importadas. Esto significa que para ser aptas deben haber pasado por la autorización de sus países de origen y a su vez deben tener el visto bueno de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Esto también puede averiguarse en el sitio www.anmat.gov.ar, previo conocimiento de la marca a utilizarse.
5. Certificados.
Las prótesis vienen en cajas estériles, con triple envoltura. En el interior de las cajas pueden encontrarse cuatro stickers que contienen todos sus datos. Estas copias se reparten de la siguiente manera: una para la historia clínica, una para el cirujano, una para el paciente y una para el vendedor. En este marco el paciente debe exigir que le entreguen este sticker, no sólo como garantía (algunas marcas dan garantía de por vida) sino también para constatar que no se esté utilizando una prótesis usada o sin certificación de calidad del fabricante.
6. Chequear las marcas de prótesis.
Se debe constatar la aprobación en el país de origen y en nuestro país. Algunas marcas también tienen la aprobación de la FDA. En general difieren en algunos detalles técnicos de fabricación y la elección dependerá del criterio de cada cirujano. Las más utilizadas son las texturizadas con gel cohesivo, independientemente de la marca.
7. Exámenes pre-quirúrgicos.
Todo cirujano debe ordenar la realización de estos análisis. Los dos más básicos son el de sangre y el cardiovascular. Sin embargo, en el caso de la cirugía de prótesis mamarias debe efectuarse además una ecografía o mamografía.
8. Postoperatorio.
Toda intervención con anestesia, sea esta local o total, requiere de un período de recuperación. El tema debe manejarse responsablemente y con criterio y, si bien la persona no se está recuperando de una enfermedad, sí se está recuperando de un procedimiento quirúrgico. Apurar los tiempos puede ser muy perjudicial.
9. Controles.
Toda cirugía realizada por un cirujano especializado requiere de una serie de consultas de control posteriores. Éstas muchas veces dependen del criterio de cada médico.
10. Recomendaciones.
El paciente deberá seguir al pie de la letra todas las indicaciones y cuidados correspondientes para una correcta evolución.