Después del análisis de hepatitis, es imprescindible la consulta médica

Por Soledad Llarrull.- La doctora Claudia Vujacich destacó a DocSalud.com que se deben acercar los resultados a un profesional para que los interprete adecuadamente y decida cómo seguir. Insiste en que las pruebas son clave para detectar a quiénes pueden beneficiarse con tratamientos.

Los análisis deben acercarse siempre a un profesional para que pueda interpretarlos.

En el marco de la conmemoración del Día Mundial de las Hepatitis Virales, entidades públicas y privadas de distintos puntos del país han ofrecido pruebas gratuitas de detección de los tipos B y C de esta infección. Y durante los próximos días y meses, algunas instituciones continuarán la tarea, ampliándola en algunos casos también al virus A. Pero para que se cumpla en su totalidad el objetivo de estas campañas –que se espera alcancen a una proporción importante de la población–, es necesario conocer los pasos que siguen a la realización de estos análisis.

“Es fundamental que, al recibir los resultados, las personas realicen una consulta médica para que un profesional los interprete en forma adecuada”, destaca a Docsalud.com la doctora Claudia Vujacich, coordinadora de la Unidad de Hepatitis Virales de Stamboulian Servicios de Salud. Y agrega: “Muchas veces, las pruebas positivas requieren una confirmación, y luego un seguimiento. Y en el caso de los exámenes negativos, la conversación con el médico es una oportunidad para encarar medidas de prevención, sobre todo en los grupos de riesgo y, más ahora, que tendremos acceso gratuito a la vacuna contra la hepatitis B”.

Tanto en Argentina como en otros países, las campañas apuntan a identificar a la mayor cantidad posible de individuos con hepatitis B y C confirmadas, para poder iniciar las terapias específicas en los casos que corresponda. “En la medida en que mejoraron tanto los tratamientos, hoy tenemos en claro que una de las barreras para lograr la cura es el testeo de la población”, aclara Vujacich.

La especialista detalla que a comienzos de los 90, la hepatitis C podía curarse en una de cada 10 personas, pero que esta tasa ya subió cinco veces y que, con las nuevas drogas, se espera que llegue al 80%. Pero las personas que desconocen su enfermedad, no pueden poner en marcha medidas para reducir o evitar la progresión de la misma, como evitar el alcohol, o, eventualmente, encarar algún tratamiento antiviral específico. Por otra parte, Vujacich señala que existen varias alternativas para tratar por vía oral la hepatitis B en su fase crónica.

Quiénes deberían hacerse los análisis

Existen ciertos grupos con mayor riesgo de contraer las hepatitis B y C, las cuales se pueden transmitir por contacto sexual, principalmente la B, prácticas de inyección no seguras, así como de la madre al recién nacido durante el parto o por contacto directo durante la convivencia con un familiar infectado.

Así, resulta clave que se realicen las pruebas de detección los hombres que tienen sexo con otros hombres y los individuos heterosexuales con múltiples parejas, las personas que hayan recibido transfusiones de sangre o sus derivados –en especial si fue antes de 1992–, las que hayan consumido drogas endovenosas o incluso inhalatorias, y las que hayan sido hemodializadas o recibido procedimientos o tratamientos que requieren la aplicación de inyecciones, como celuloterapia, tatuajes o perforaciones corporales (piercing). A ellos se suman también los trabajadores de la salud, expuestos al contacto con sangre o derivados de la misma –médicos, bioquímicos, odontólogos, instrumentadores, enfermeros, personal de laboratorio–, las parejas de enfermos de hepatitis B y C, y los familiares que conviven con ellos, así como los hijos de madres infectadas.

A diferencia de las hepatitis B y C, la A no causa daño hepático crónico del hígado, si bien pueden existir casos fulminantes en los adultos. Se transmite cuando una persona que no tuvo la infección ni se vacunó toma contacto con el virus al ingerir agua o alimentos contaminados con las heces de un enfermo. Así, la infección está estrechamente asociada a un saneamiento deficiente y a la falta de higiene personal, y puede adquirirse en cualquier parte del mundo, incluso en países desarrollados.

En Argentina, desde 2005, la vacuna contra el virus A forma parte del Calendario Nacional de Vacunación para niños de un año. Pero se recomienda que los adultos y jóvenes que no la hayan recibido se realicen el test para determinar si necesitan vacunarse, ya que muchos pueden haber tenido la infección sin presentar síntomas y estar ya protegidos. En especial, se indica la inmunización a los viajeros frecuentes, las personas con enfermedades crónicas del hígado, el personal de la industria gastronómica y de empresas de limpieza y recolección de residuos, los hombres que tienen sexo con hombres, los consumidores de drogas y los individuos con trastornos de coagulación.

A los interesados que no hayan podido realizarse las pruebas durante la semana de detección de las hepatitis Vujacich les aconseja: “Es importante que se acerquen a los centros de salud pública o privada, en especial si pertenecen a algún grupo de riesgo, para que a través del test puedan saber en qué situación se encuentran en relación con las hepatitis, su prevención y tratamiento”.

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