En Argentina, la gran mayoría de la gente lo ignora, y por eso hay muchas instituciones y organizaciones trabajando en conjunto para sensibilizar y concientizar a la población sobre las hepatitis virales.
Las distintas organizaciones involucradas coinciden en que deben multiplicarse los esfuerzos desde el Sistema de Salud, la comunidad médica y el público general para poder incrementar la detección de pacientes. “Cientos de miles de argentinos vienen cargando durante años con una bomba de tiempo en su organismo, sin saber que genera daños irreversibles y que pone en riesgo su vida”, explicó Rubén Cantelmi, paciente curado y presidente de Buena Vida. Más de la mitad de las personas que tienen hepatitis C no lo saben, y esto imposibilita el tratamiento temprano que podría salvarles la vida.
Por otro lado, la Dra. Soledad Alonso, la coordinadora de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de la Nación, describió que “muchos países del mundo enfrentan inequidades en el acceso a los medicamentos que curan la enfermedad en pocas semanas. En cambio, en Argentina, las obras sociales, prepagas y el Ministerio de Salud cubren al 100% la medicación, independientemente del nivel o grado de avance en el que se encuentre la enfermedad, por lo que es importante destacar que, desde la Coordinación, abogamos por el testeo a mayores de 18 años, al menos una vez en la vida, y en todas las personas gestantes de cualquier edad. También es relevante lograr que aquellos que ya tienen diagnóstico vuelvan al sistema de salud y se curen, y así puedan evitar graves consecuencias hepáticas a futuro”.
Actualmente, los especialistas trabajan para encontrar a los pacientes y lograr que se aprovechen los medicamentos que están a disposición, por lo que llevan adelante múltiples propuestas de detección en todo el país y bajo diferentes estrategias. La iniciativa que está demostrando ser uno de los caminos más directos para curar a personas de su hepatitis, consiste en que los distintos servicios de hepatología, gastroenterología o infectología revisen entre sus archivos aquellas historias clínicas de pacientes que recibieron el diagnóstico, pero no volvieron a la consulta para tratarse y curarse.
Otra estrategia sumamente efectiva se denomina “microeliminación en población priorizada” y tiene que ver con testear específicamente a poblaciones de riesgo, aquellos con más chances de haber entrado en contacto con sangre contaminada, incluso en muchos casos de forma involuntaria. Se ha encontrado una prevalencia de hepatitis C entre veteranos de guerra, personas privadas de su libertad, aquellas personas en tratamiento de diálisis y quienes recibieron frecuentes transfusiones de sangre y derivados, tales como los pacientes con hemofilia, por ejemplo.
Además, hay otras estrategias para la detección de hepatitis, según el Dr Esteban González Ballerga, Jefe de la División de Gastroenterología del Hospital de Clínicas ‘José de San Martín’. El especialista señala que es importante “Testear a todos los mayores de 18 años al menos una vez en la vida, porque lo cierto es que todos pudimos haber estado expuestos al virus sin saberlo, dado que hasta mediados de los años 90, el virus circulaba, pero no se lo conocía y tampoco eran tan habituales las prácticas de esterilización del instrumental utilizado en quirófanos, bancos de sangre, centros de diálisis, consultorios odontológicos o al realizarse tatuajes, piercings y algunos tratamientos de belleza”.
Lo peor que uno puede hacer es “dejarse estar”, porque el virus va avanzando sin avisar hasta que puede causar cirrosis (no alcohólica), falla hepática, cáncer de hígado o requerir trasplante. Por eso es importante tener el virus controlado.