Si bien es más común que los trastornos depresivos se manifiesten por primera vez en la tercera década de vida, pueden presentarse a cualquier edad, incluso, en niños y adolescentes. Son serias las consecuencias y las complicaciones que la depresión podría tener en este grupo, y su tratamiento tampoco es cuestión sencilla. En la actualidad, se están llevando a cabo distintas investigaciones que apuntan a estas poblaciones más jóvenes.
En este sentido, un estudio publicado el mes pasado en la revista Archives of General Psychiatry se propuso como objetivo determinar si los adolescentes que habían tenido una respuesta a tratamientos de corta duración o que habían recibido la terapia más eficaz tendrían menores índices de recurrencia en el futuro. La conclusión a la que se arribó es que alrededor de la mitad de los jóvenes que se habían recuperado de una depresión grave tuvieron una recaída dentro de los cinco años, independientemente del tratamiento recibido para dicho episodio de depresión inicial.
La investigación se realizó con 196 adolescentes de 12 a 17 años que tenían depresión, los cuales fueron divididos en cuatro grupos: uno recibió fluoxetina, otro recibió terapia cognitiva, el tercero recibió fluoxetina y terapia cognitiva, y el cuarto, placebo.
Otro de los resultados que arrojó el estudio es que los adolescentes del grupo de fluoxetina y terapia cognitiva lograron la recuperación más rápida. Luego de treinta y seis semanas, las mejorías eran similares en los adolescentes de todos los grupos y, dos años después, la mayoría se había recuperado.
Sin embargo, al cabo de cinco años, el 47% de los participantes sufrió una recaída, sin importar qué tratamiento habían recibido. En sentido contrario a las conclusiones que los investigadores esperaban elaborar, de dichos resultados se deduce que aún no existe tratamiento contra la depresión que prevenga las recaídas.
Un aspecto que todavía se desconoce es si la depresión reaparece por ser una característica propia del trastorno o si existen situaciones en la vida de la persona que la tornan más vulnerable a tener una recaída. Esto seguramente será objeto de análisis en futuras investigaciones.
¿Qué es la depresión?
Todos sentimos tristeza en algún momento de nuestras vidas, ya sea por la muerte de un ser querido, haberse quedado sin trabajo o la ruptura de una relación, entre otros motivos. No obstante, este “sentirse deprimido” no constituye en sí mismo depresión.
La depresión es un trastorno caracterizado por tristeza persistente, falta de interés por las actividades que antes resultaban placenteras, aumento o disminución del peso sin hacer dieta ni ejercicio, excesiva somnolencia o insomnio y baja autoestima, entre otros síntomas.
Es común que los adolescentes se sientan deprimidos debido a las importantes transformaciones que están atravesando en esta etapa de la vida. Así, el cambio en las hormonas sexuales, los conflictos con los padres y el estrés que conlleva el proceso de maduración pueden afectar su estado de ánimo.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que los altibajos son propios de la adolescencia, con lo cual no es necesario alarmarse si un adolescente se siente deprimido algunos días, por ejemplo, por su desempeño escolar. Debe haber una conducta depresiva a lo largo de varios días o meses, y sólo a través de la consulta con un profesional se podrá determinar si se está ante un episodio esporádico o a un problema de mayor envergadura.