La Argentina es el país donde se diagnostica la mayor cantidad de casos de síndrome urémico hemolítico (SUH) en todo el mundo: entre 300 a 400 afectados nuevos por año. La enfermedad, que afecta principalmente a lactantes pero se puede manifestar en niños de más edad, comienza con una diarrea y sigue con moco, sangre y vómitos en chicos previamente sanos. Luego de tres o cuatro días aparece palidez como expresión de anemia, porque empiezan a bajar los glóbulos rojos y también disminuye el número de plaquetas.
Otra característica del SUH es la disminución de la cantidad de orina, que puede ocurrir por deshidratación, consecuencia de la diarrea, o por la afectación del riñón debido a la enfermedad. En cualquier circunstancia, debe ser motivo de alarma y debe consultarse de inmediato con el médico.
En la mitad de los niños con el cuadro, la función del riñón puede ser tan grave que el niño deja de orinar y requiere ser tratado con diálisis, procedimiento que reemplaza la función de estos órganos. En los casos más graves también se pueden afectar otras áreas, como el cerebro con convulsiones o coma. Si el niño se interna y se maneja correctamente por un equipo de médicos multidisciplinario, la mortalidad es sólo del 2 al 3%.
Después de superada la enfermedad aguda, el niño deberá continuar bajo control pediátrico, ya que aunque la mayoría de los afectados por SUH se cura definitivamente, un 30% de ellos podrá tener problemas en el futuro, tales como hipertensión arterial o insuficiencia renal.
Son varias las causas del síndrome urémico hemolítico, pero la más frecuente (90% de los casos) es la infección provocada por una bacteria, “Escherichia coli”, productora de una toxina denominada Verocitotoxina.
Este patógeno se encuentra en el intestino del ganado vacuno. Ingresa al organismo por la ingesta de carne (especialmente mal cocida), o por otros alimentos que hayan estado en contacto con la materia fecal de la vaca, como leche no pasteurizada, verduras y frutas mal lavadas, aguas contaminadas, entre otros.
Si bien los alimentos a simple vista pueden aparentar estar en buen estado, es importante tener cuidado en saber de dónde provienen, cómo han sido conservados y procesados, observar la higiene, el cumplimiento de la cadena de frío y el grado de cocción.
Viandas seguras, verano tranquilo
En esta estación del año, muchas familias e instituciones resuelven el almuerzo de los chicos con bandejas para comer en la colonia o en la playa. “Es muy importante tener cuidado con la higiene alimentaria. Las viandas deben transportarse en heladeritas y siempre se debe incluir un conservante del frío. De lo contrario, el calor puede generar un aumento de mecanismos de intoxicación alimentaria”, indicó Marcela Stambullian, Licenciada en Nutrición.
Además de observar todas las medidas recomendadas para la higiene y la desinfección durante la manipulación de alimentos – y mantener la comida en la heladera hasta el momento de salir de la casa- la especialista agregó que es preferible “evitar en las viandas las mayonesas, cremas, lácteos, pescados y alimentos lábiles, que se alteran rápidamente ante el cambio de temperaturas”.
Recomendaciones para la prevención del Síndrome Urémico Hemolítico
• Asegurar la correcta cocción de la carne : la bacteria se destruye a 70º C. Con una preparación homogénea – cuando no quedan partes rojas- se logra una completa protección.
• Tener especial cuidado con la cocción de la carne picada – en particular de las hamburguesas- ya que generalmente se doran bien sólo en la parte superficial y la bacteria no se destruye si no llega la temperatura adecuada al interior.
• Se sugiere que los menores de dos años no ingieran “comidas rápidas”.
• Utilizar diferentes utensilios (cuchillos, tabla de picar) para cortar la carne cruda y la cocida para no arrastrar bacterias de una a otra.
• Evitar el contacto de las carnes cruda con otros alimentos; tener en cuenta cómo se disponen dentro de la heladera.
• Consumir la leche y derivados correctamente pasteurizados y conservarlos en la heladera.
• Ingerir agua potable. Ante la duda, hervirla.
• No tomar jugos de frutas envasados que no sean pasteurizados.
• Lavar cuidadosamente frutas y verduras: incluso puede utilizarse agua con lavandina (1 cucharada de postre por litro de agua)
• Asegurar la correcta higiene de las manos -deben lavarse con agua y jabón- antes de procesar los alimentos.
• Lavarse las manos con agua y jabón luego de ir al baño.
• Concurrir a piletas de natación habilitadas para tal fin.
• Respetar la prohibición de no bañarse en aguas contaminadas.
Fuentes: FUNCEI, SAP