La hipertensión arterial pulmonar es una enfermedad de difícil diagnóstico. Sus síntomas desorientan a muchos médicos tratantes, quienes confunden esta patología con otras condiciones cardiopulmonares o con ataques de pánico, estrés o efectos colaterales del sobrepeso.
La enfermedad, que se estima afecta entre 600 y 2000 personas en la Argentina, suele detectarse tardíamente en su evolución, limitando las alternativas terapéuticas para el paciente. La frecuente asociación de los síntomas de la hipertensión pulmonar a otras enfermedades conlleva a una reducción del tiempo de sobrevida a menos de tres años, dado que no inician a tiempo los tratamientos existentes que podrían prolongarles la vida.
“Los primeros síntomas suelen ser muy inespecíficos como falta de aire sin causa justificada, mareos, pérdida de conocimiento e hinchazón en los pies. Antes no se pensaba en la enfermedad porque había confusión en el diagnóstico. Los métodos de detección no son los que tenemos hoy en día. La educación con la que contábamos hace tiempo atrás justo antes de que aparecieran las medicaciones”, indicó Sergio Perrone, asesor de la División de Trasplante de Corazón del Instituto FLENI y co-chairman del IV Simposio Latinoamericano de Hipertensión Pulmonar, organizado por Actelion y Biotoscana.
El experto agregó que “la primera droga vía oral indicada para esta patología -aprobada por la FDA de EEUU- fue el Bosentan, que no tiene mucha antigüedad, por lo que el conocimiento de la enfermedad tampoco”.
La hipertensión pulmonar es una afección que por lo general carece de una causa identificable, aunque comienza cuando los pequeños vasos que llevan sangre hacia los pulmones se estrechan, ocasionando un aumento de la presión en los pulmones. El incremento de la resistencia de estos vasos dificulta el flujo sanguíneo al órgano (impidiendo el normal intercambio de gases para la oxigenación del cuerpo) e implica que el corazón deba realizar un esfuerzo mayor para bombear suficiente sangre a esta área. Este proceso se traduce en la dificultad que presenta el paciente para respirar y resulta eventualmente en el agrandamiento cardiaco, que puede llevar a insuficiencia cardíaca, una vez que la enfermedad ya está en un estadio avanzando.
De acuerdo con Nancy Campelo, presidenta de la asociación HIPUA, quien coordinó una jornada de pacientes en el marco del simposio, es vital que las personas que presenten síntomas consulten con un cardiólogo o un neumonólogo porque, de esa manera, llegarán a un diagnóstico certero lo más pronto posible, tendrán una mayor sobrevida y se evitará que fallezcan tempranamente.
Un registro para América Latina
Durante IV Simposio Latinoamericano de Hipertensión Pulmonar en Buenos Aires, los 200 médicos de Latinoamérica, 150 médicos nacionales y los destacados profesionales provenientes de Europa estuvieron de acuerdo en la necesidad de hacer un registro de la enfermedad en la región. Para ello, han formado grupos de trabajo que estarán orientados a tal fin.
Según explicó Julio Sandoval, profesor del Instituto Nacional de Cardiología de la Universidad Nacional Autónoma de México y chairman del simposio, “la idea es hacer un registro tanto retrospectivo como prospectivo que permita saber la incidencia o la prevalencia de la hipertensión pulmonar en nuestros países”.
“Estoy seguro que vamos a encontrar diferencias muy marcadas con respecto a lo que se reporta en la literatura mundial como Europa y Estados Unidos. Ellos casi no ven cardiopatías congénitas como sí lo vemos nosotros”, agregó.
Por último , Sandoval indicó que “el tipo de hipertensión va a variar de país a país. En Latinoamérica se ven todos los tipos y probablemente vamos a ver mayor número de congénitos y ciertamente vamos a tener mucho más esquistosomiasis”,
Más información en http://hipertensionpulmonarargentina.org