Los medicamentos usados para tratar a los niños infectados con el virus que causa el sida no parecen generar el mayor riesgo de problemas psiquiátricos que padecen algunos de estos chicos, informaron investigadores de EEUU.
Los científicos estaban preocupados por las elevadas tasas de problemas psiquiátricos y académicos en los niños infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana, o VIH.
«La pregunta que surge es ¿por qué tienen tantos problemas?¿Es por el VIH, es por los antirretrovirales o es por otros factores?», dijo la doctora Sharon Nachman, de la Stony Brook University en Nueva York, quien trabajó en el estudio, publicado en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.
En una investigación previa, el equipo también halló tasas elevadas de problemas psiquiátricos en niños con VIH y en aquellos con un miembro de la familia infectado con el virus, lo que sugiere que el estrés en el ambiente jugaría un papel clave. Para el último estudio, Nachman y sus colegas observaron específicamente a chicos que viven con el virus, en un intento por responder algunos de los interrogantes.
El equipo analizó datos de 319 niños y adolescentes de entre 6 y 17 años con VIH. Un tercio tenía por lo menos un problema psiquiátrico, como depresión o trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Los investigadores revisaron además la historia de enfermedad de los niños y los indicadores de severidad de la condición, como la carga viral -que son los niveles de virus en sangre- y cantidad de células para combatir infecciones conocidas como CD4.
El equipo no halló relación entre los medicamentos para el VIH conocidos como antirretrovirales, que los niños estaban tomando para controlar su enfermedad, con los problemas psiquiátricos.
«No eran los antirretrovirales. No importaban qué antirretroviral estuvieran usando los niños. Eso no predijo o previno que un chico desarrolle una enfermedad psiquiátrica» o problemas sociales o académicos, dijo Nachman.
Cuando los autores observaron la severidad de la enfermedad, medida según la carga viral o cuán bien estaba funcionando el sistema inmune, los resultados fueron variados. Por ejemplo, el equipo dijo que los chicos que ingresaban al estudio con un porcentaje de células CD4 menor -reflejo del nivel de infección- tenían depresión menos severa.
En tanto, los niños que tenían niveles elevados del virus de VIH en sangre cuando comenzó la investigación presentaban depresión más severa.
No obstante, la severidad de la enfermedad pareció jugar un papel clave en lo que respecta a capacidades cognitivas centrales como es la función ejecutiva.
El equipo halló que los chicos con enfermedad más grave al ingresar al estudio obtuvieron peores resultados en test ligados a la función ejecutiva, como recordar una secuencia de números, dijo la experta.
«Parece que si uno tiene una carga viral alta a edad joven o un bajo porcentaje de CD4, recibirá un impacto en el cerebro» en lo que hace a la función ejecutiva, expresó Nachman.
El estudio no prueba una relación causa y efecto, pero la autora indicó que sugiere que la infección con VIH podría afectar el cerebro.
Algunos médicos están debatiendo si deben tratar a un niño con la enfermedad en estado menos grave, dijo Nachman, quien agregó que, sin embargo, las pruebas del sistema inmune o niveles del virus no revelarían el panorama general.