Futbolistas que golearon a los obstáculos en su salud

Messi tuvo problemas con su crecimiento. Kaká sufrió una fractura medular que casi lo deja paralítico. Tévez y Ribéry llevan cicatrices de sus accidentes.

Los argentinos Lionel Messi y Carlos Tévez, el brasileño Kaká y el francés Franck Ribéry tienen en común, además de soñar con ganar el Mundial, que se vieron obligados a superar en su niñez duros obstáculos de salud, que no les frenaron en su idea de ser futbolistas.

El centrocampista brasileño Kaká, Balón de Oro de la FIFA en 2007, se enfrentó a la situación más grave de su vida cuando, jugando al fútbol en la casa de sus abuelos en 2000, cayó a una piscina vacía y sufrió una fractura medular al golpearse la cabeza, que le podría haber costado una parálisis.

«Los médicos no se explican todavía cómo logré superar aquello, pero Dios me salvó», confesó Kaká a la vez que agregó que, con mucho esfuerzo, volvió a jugar. El astro de Brasil atribuyó su recuperación a la fe. “Todos los médicos a los que fui después del accidente me dijeron que era un milagro no haberme quedado paralítico. Y sé que fue Dios el que me libró de eso», indicó.

Messi, quien es considerado el mejor jugador del mundo en la actualidad, tuvo que hacer frente a problemas en su crecimiento. Fueron los responsables del fútbol base del Newell’s quienes alertaron a la familia del goleador del problema de crecimiento en enero de 1997, después de un reconocimiento del prestigioso endocrino rosarino Diego Schwarzstein, cuando el delantero tenía apenas diez años.

El tratamiento hormonal para regular el crecimiento de Messi era carísimo y costaba 1.800 dólares cada dos meses. La familia entró en contacto con el Barcelona, que se hizo cargo de los costos.

Tévez, por su parte, sufrió un accidente doméstico cuando apenas contaba con diez meses de vida, al caerle agua hirviendo en la cara. Su madre, desesperada, lo envolvió con una sábana y, cuando llegaron al hospital, le trataron de sacar la prenda, que se había adherido a la piel. Cuando al fin pudieron quitársela, el cuello del pequeño Carlos estaba en carne viva y como consecuencia de aquel infortunio, le quedó una gran cicatriz.

Otro accidente fue la causa de la cicatriz que lleva el francés Ribéry en una de sus mejillas, la derecha. Cuando tenía dos años, el jugador del Bayern Munich sufrió una accidente automovilístico cuando iba con sus padres. El impacto del choque fue tan grande, que el niño salió despedido hacia adelante y se chocó contra el cristal delantero del auto, por lo que sus cicatrices son las secuelas de aquel accidente.

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