Los estadounidenses tienen una peor salud que los habitantes de otros países ricos, ya que mueren por lo general más pronto y, además, padecen una mayor cantidad de enfermedades. Esto sucede a pesar de que su gasto en salud per cápita es mayor que las de otras naciones, según un alarmante estudio.
Los norteamericanos “mueren y sufren en proporciones que no se justifican, ya que las poblaciones de otros países con altos ingresos viven más tiempo y disfrutan de una mejor salud», resumió el doctor Steven Woolf, profesor de Medicina en la Universidad de Virginia y presidente del grupo de diez expertos independientes que redactó este informe del Instituto de Medicina estadounidense.
«Los resultados de nuestra investigación nos han sorprendido», confesó el experto. Es que esta desventaja en materia de salud se constata en todas las franjas de edad, desde el nacimiento hasta los 75 años. Incluso los habitantes más adinerados, con un nivel de formación superior, ingresos elevados, un modo de vida saludable y que, además, cuentan con un seguro médico, parecen caer más veces enfermos que sus pares en otras naciones ricas.
Este informe es el primero en abordar diferentes enfermedades, dolencias y comportamientos en todas las edades de la vida en EEUU y las compara después con las de otras 16 naciones consideradas ricas, entre ellas, Australia, Canadá, Japón y numerosos países de Europa occidental.
En este grupo, el país gobernado por Barack Obama ocupa el último lugar, o casi, en nueve aspectos clave de la salud pública. Ellos son la mortalidad infantil, el bajo peso al nacer, las heridas, los homicidios, los embarazos adolescentes, las infecciones transmitidas sexualmente, la prevalencia de seropositivos con el virus del Sida, las muertes ligadas a la droga, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y pulmonares crónicas, así como la tasa de personas discapacitadas.
Por otra parte, un gran número de problemas afecta de una manera desproporcionada a los niños y a los adolescentes, según señala el informe.
Así pues, desde hace varios decenios, el país posee la tasa de mortalidad en el nacimiento más elevada de todas las naciones ricas, así como la proporción más importante de nacimientos prematuros y de muertes de niños antes de los cinco años. Igualmente, según este informe, los adolescentes mueren más frecuentemente en accidentes de carretera u homicidios.
Casi dos tercios de la diferencia en la esperanza de vida entre EEUU y los otros países ricos puede ser atribuida a las muertes antes de los 50 años: «Es trágico, los jóvenes estadounidenses están tan afectados, si no más, por esta desventaja en materia de salud», afirmó el doctor Woolf.
«No creo que la mayor parte de los padres sepan que, de media, los recién nacidos, los niños y los adolescentes en EEUU mueren más y sufren más enfermedades y heridas que sus homólogos en los otros países avanzados. Y nuestro grupo se preocupó por razones que durante decenios han hecho que los estadounidenses hayan estado distanciados en materia de salud», añadió el especialista, puesto que los gastos en salud por habitante son mucho más elevados en ese país en comparación con otros.
Así pues, en 2011, el país dedicó un 17,9% de su PIB, es decir, 8.700 dólares per cápita, lo que significa dos veces más que la media en la Unión Europea (9% del PIB). Por ejemplo, Francia dedica a este rubro un 11,6% de su PIB.
Más allá de las carencias del sistema de salud, más de 35 millones de estadounidenses están todavía desprovistos de cobertura médica, los autores del informe aluden también a factores socio-culturales. En este sentido, explican que los habitantes del país tienen normalmente malos hábitos alimenticios y que consumen demasiada comida.
También son más propensos a llevar a cabo comportamientos arriesgados que aumentan las posibilidades de padecer accidentes con heridas mortales.
Finalmente, EEUU cuenta con una tasa de pobreza y de desigualdades sociales relativamente más elevada que la de otras naciones pudientes y, además, se encuentra por detrás en materia de educación juvenil.
El informe revela, sin embargo, que los estadounidenses mueren menos de ataques cerebrales y de cáncer. Por otra parte, controlan mejor su presión arterial, su tasa de colesterol y fuman menos. Una vez superados los 75 años, su esperanza de vida es igualmente más elevada.