Activar y ampliar la respuesta del sistema inmune para atacar el cáncer se convirtió en estos años en una línea de investigación en auge para la comunidad científica, que presentó cuatro nuevos estudios en melanoma y cérvix que avalan la inmunoterapia como vía para ayudar al paciente.
Los resultados de estos cuatro trabajos, tres en melanoma y uno de cáncer de cuello uterino, se presentaron en la cuarta jornada de la reunión anual de ASCO (Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica).
La inmunoterapia consiste en tratar enfermedades mediante la potenciación o debilitamiento de los mecanismos inmunitarios.
Las células tumorales pueden ser identificadas como extrañas por las células del sistema inmune, desencadenando así una respuesta que las destruye, pero no siempre funciona, ya que las células tumorales consiguen escapar de este mecanismo de destrucción.
Los científicos conocen ya aspectos importantes de cómo los tumores se protegen del sistema inmune que debería destruirlos y los trabajos presentados ahondan en esta estrategia.
Así, un estudio de la Universidad estadounidense de California en 441 pacientes con melanoma avanzado demuestra que dirigir un anticuerpo a una proteína llamada PD-1 consigue una respuesta a largo plazo en un alto porcentaje de pacientes: la supervivencia global a un año fue del 69 % en todos los subgrupos de pacientes.
«Este es probablemente el mayor ensayo en fase I -se prueba la seguridad y seguridad del anticuerpo- que se ha hecho en oncología», aseguró Antoni Ribas, principal autor del estudio, quien apuntó que, si bien son datos iniciales, muestran que «estamos ante algo importante».
En otro de los trabajos de melanoma, un equipo del Centro Gustave Roussy de París usó el fármaco inmunoterápico ipilimumab para tratar a pacientes en fase avanzada y demostró una reducción del riesgo a una recaída en un 25 % frente al grupo placebo.
«Se trata de un tratamiento prometedor», afirmó Alexander Eggermont ante los medios.
El ipilimumab se aprobó por la FDA (agencia estadounidense del medicamento) para casos de melanoma con metástasis no operable. Esta es la primera vez que se muestra su efectividad para una fase más inicial de la enfermedad que lo probado hasta ahora.
El tercer estudio también incluye este fármaco, pero lo combina con nivolumab y consigue una supervivencia media «sin precedentes» en melanoma avanzado: aproximadamente tres años y medio.
Esta combinación casi duplicó la media de supervivencia registrada en estudios previos con un solo fármaco.
Aunque pequeño, ASCO también destacó un estudio sobre cáncer de cérvix causado por el virus del papiloma humano.
El Instituto Nacional del Cáncer de Bethesda, en Estados Unidos, aplicó una nueva terapia personalizada con «resultados prometedores». Es la primera vez que se probó este método en cáncer de cuello de útero.
En concreto, se trata de un sistema basado en las células T que consiguió remitir completamente el cáncer en dos mujeres con metástasis que estuvieron sin que volviera aparecer el tumor un año.
Las mujeres con cáncer de cérvix con metástasis tienen opciones limitadas de tratamiento y la media de supervivencia con las primeras terapias que se aplican, quimioterapia y la combinación de esta con bevacizumab, es de 13 a 17 meses de media, respectivamente.
Para esta enfermedad no hay segunda línea de tratamiento (se da cuando ya no se responde a la primera línea).
En el estudio nueve pacientes recibieron la terapia basada en células T y tres respondieron al tratamiento: una obtuvo una reducción del tumor del 39 % y dos la completa remisión.
No obstante, se trata de algo aún experimental y está asociado a efectos secundarios significativos, según Christian Hinrichs, quien subrayó que hay que averiguar por qué es eficaz en determinadas mujeres y en otras no.
En inmunoterapia «vamos avanzado mucho, en poco tiempo se ha evidenciado que esto puede ayudar a pacientes», concluyó Ribas.
Por Noemí G. Gómez, de la agencia EFE.