Hace más de 30 mil años en el valle alemán Neander vivió una especie de humanos llamada Neanderthal, mientras que en África surgía otra conocida como Homo Sapiens que se fue extendiendo hasta llegar a Europa. Como los Sapiens evolutivamente eran superiores llevaron a la extinción de los primeros. Pero ahora en la revista Nature Communications un grupo de científicos de la Universidad de Londres publicó un estudio sobre los genes involucrados en la conformación de la nariz humana, que nos une a los Neardenthal.
“Averiguar el papel que desempeña cada uno de los genes nos ayuda a reconstruir el camino evolutivo de Neanderthal a los humanos modernos. Nos acerca a la compresión de cómo los genes influyen en la manera en que vemos, lo que es importante para las aplicaciones forenses”, indicó el biólogo molecular Kaustubh Adhikari, primer autor del trabajo,
Para esta investigación, se analizaron muestras de ADN de una población de más de 6000 personas de toda América Latina. Voluntarios de origen europeo mixto, nativo americano y con ascendencia africana estuvieron incluidos. Así se obtuvo una gran variación de los rasgos faciales. Esto permitió identificar a los cinco genes involucrados en el largo, el ancho de la nariz y el mentón.
“Durante mucho tiempo se ha especulado que la forma de la nariz refleja el ambiente en el que el hombre ha evolucionado. Por ejemplo la nariz comparativamente más angosta en los europeos ha sido propuesta como una forma de adaptación a climas fríos y secos. El hallazgo de nuevos genes implicados permitirá examinar esta hipótesis”, explicó Andrés Ruiz Linares, director del estudio de la Universidad de Londres.
Del análisis del genoma de los participantes, los genes GLI3, PAX1 y DCHS2 en ese orden son los encargados de consolidar la amplitud de las fosas nasales y de los orificios y el RUNX2 es el responsable de controlar el ancho del puente nasal. Quedó demostrado que el más fuertemente influenciable en la línea evolutiva desde el Neanderthal hasta el humano de hoy es el GLI3.
Este descubrimiento porta un interés evolutivo considerable para la medicina forense en su uso en la identificación humana y la estimación de la ascendencia. Además adquiere valor cuando se visibilizan las mutaciones genéticas en las malformaciones craneofaciales. El análisis del genoma permitió a los investigadores, a partir de uno conocido como PAX 3 descubrir cinco más intervinientes en la morfología de la nariz en particular y la craneofacial en general.