La importancia del ácido fólico para prevenir malformaciones congénitas

Las cardíacas son las más frecuentes en los recién nacidos y en segundo lugar, los defectos neurológicos por alteraciones en el cierre del tubo neural. Algunas de estos daños pueden prevenirse fácilmente al sumar esta vitamina a alimentos de consumo masivo.

El ácido fólico es una vitamina del grupo de la vitamina B12, necesaria para la división celular porque cumple un rol fundamental en la síntesis de ácidos nucleicos y de algunos aminoácidos. En su forma natural de folato, se encuentra en algunos alimentos como el hígado de vaca, las verduras de hojas verdes, las naranjas y las legumbres. La forma sintética es el ácido fólico que se utiliza en suplementos vitamínicos y para fortificar alimentos.

 

El déficit de esta vitamina se produce por consumir dietas pobres en hidratos de carbono, dado que las harinas están fortificadas con ácido fólico por el efecto de algunas drogas (como los anticonvulsivantes) o por problemas gastrointestinales que generan malabsorción de nutrientes.

 

Varios estudios han comprobado que el déficit de ácido fólico durante el embarazo afecta el crecimiento del tejido nervioso en el embrión y altera el cierre del tejido que forma el tubo neural, generando malformaciones neurológicas graves como la espina bífida y la anencefalia.

 

El crecimiento del tejido nervioso y las alteraciones en su desarrollo normal se producen muy temprano en la gestación, durante las primeras cuatro semanas de vida del embrión, cuando probablemente la mujer aún no conozca que está embarazada.

 

Es por ello que para prevenir estas malformaciones congénitas, la suplementación con ácido fólico debe comenzar un mes antes de la concepción y continuar durante el primer trimestre del embarazo, pero como la mayoría de ellos no son programados, se recomienda una ingesta diaria de 0.4 a 0.8 mg en todas las mujeres de edad reproductiva.

 

Aquellas que presentan mayor riesgo de tener un bebé con malformaciones neurológicas por fallas en el cierre del tubo neural son quienes tienen antecedentes de un hijo con igual patología y las que toman drogas anticonvulsivantes como carbamazepina y valproato. En estos casos se recomiendan dosis elevadas de ácido fólico (4 mg por día) para prevenir malformaciones en futuros embarazos. 

 

Para lograr que todas mujeres de edad reproductiva reciban adecuada cantidad de la vitamina, muchos países han implementado políticas para enriquecer algunos alimentos. El éxito de estos programas se ve reflejado en el descenso en el número de casos de recién nacidos con malformaciones neurológicas. Por ejemplo, en Canadá, la incidencia de estos defectos disminuyó en un 46 %. También en América Latina, desde el año 2000 Chile fortifica la harina de trigo con 2.2 mg/kg de ácido fólico. Según el Estudio Colaborativo Latino Americano de Malformaciones Congénitas (ECLAMC) en el año subsiguiente se registró una disminución de 51% en el número de casos de espina bífida y de 42% de anencefalia.

 

En la Argentina, el enriquecimiento de la harina de trigo fue establecido por la Ley No 25.630 sancionada en julio 2002. El Ministerio de Salud mediante la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) evaluó el impacto de esta intervención nutricional universal: entre los años 2004 y 2005 la disminución del  riesgo de anencefalia alcanzó un 56% y de espina bífida un 45%.

 

Algunos autores también han reportado un descenso en el número de casos de otras malformaciones como el labio leporino y fisura de paladar asociados a la prevención con ácido fólico. Esto es un ejemplo de cómo una intervención simple puede generar un gran impacto positivo en la salud de la población.

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