Las bacterias también pueden ser aliadas de nuestra salud

Somos lo que comemos, pero sobre todo somos las bacterias que tenemos. Si bien suelen ser tomadas como sinónimo de enfermedad, la mayor parte de los microbios son nuestros amigos, al menos los que viven dentro de nuestro intestino y en la superficie de nuestra piel. En conjunto, esas pequeñas criaturas son conocidas como el microbioma.

Los seres humanos llevamos entre uno y dos kilos de microbios en nuestro tracto gastrointestinal que nos ayudan a digerir la comida, nos proporcionan vitaminas que no podemos hacer por nuestra cuenta, y nos protegen de los microbios que nos enferman, entre otras muchas funciones.

Un estudio de 2014 encontró que el microbioma del hombre moderno es un tercio menos diverso que el de nuestros antepasados. Una de las explicaciones es porque estamos obsesionados con destruir el microbioma con jabones antibacteriales y geles que no hacen más que matar lo bueno junto con lo malo.

Los prebióticos y los probióticos mejoran el balance microbiano en el intestino. Los prebióticos son una fibra dietética que al llegar al intestino sirve de alimento para las bacterias benéficas; en cambio, los probióticos son microorganismos vivos presentes en los alimentos que consumimos.

Los alimentos funcionales contienen probioticos y algunas de las bacterias saludables que ya pueblan nuestro cuerpo. Incluyen a los Lactobacillus, bífidobacterias, Bacillus y levaduras, que pueden inhibir a los patógenos entéricos mediante la secreción de agentes antibacterianos (bacteriocinas).

Entre los alimentos funcionales con probioticos están el chucrut, el yogur y  los quesos, pero el mayor exponente de un alimento funcional con probioticos es la lactancia materna.

El consumo de alimentos que favorecen a nuestras bacterias intestinales existentes se conoce como prebióticos. Las frutas y verduras frescas fueron propuestos como terapia adyuvante en el tratamiento en la diarrea aguda, síndrome de intestino irritable, cólicos, diarrea por antibióticos, vaginosis, obesidad, alergias y depresión entre otras. Además, el consumo de fibras beneficia por el contenido de los prebióticos a las bacterias que son buenas en nuestro intestino. La falta de consumo de fibras hace el ph del intestino más alcalino. En un intestino alcalino, las bacterias patógenas prosperan en la alcalinidad, lo que puede dar lugar a la fatiga y la confusión mental. Un entorno alcalino del intestino también puede hacer que las paredes del colon más permeable, lo que resulta en bacterias se filtran en el torrente sanguíneo. Esto se conoce como «síndrome de intestino permeable», y puede causar inflamación, que muchos científicos creen hoy es el culpable detrás de enfermedades como la obesidad, enfermedades del corazón e incluso el cáncer.

Existen miles de especies de bacterias en el colon y como explica el gastroenterólogo Stephen O’Keefe de la Universidad estadounidense de Pittsburgh “funcionan como una orquesta, tocan  juntas para llegar a una melodía». El balance microbiano en el intestino genera muchos beneficios entre los cuales se encuentran:

• Disminución de la inflamación. El consumo de alimentos fritos y procesados ??puede generar este malestar. Sin embargo, los alimentos ricos en fibra permiten que las bacterias produzcan niveles más altos de un ácido graso llamado butirato, el cual reduce la inflamación en el cuerpo.

• Control de peso. Muchos estudios demostraron que las personas obesas tienen niveles más altos de bacterias malas en su intestino llamadas Firmicutes, y que las personas más delgadas tienen mayores niveles de bacterias buenas llamadas bacteroidetes. 

 • Mejora la piel. Enfermedades de la piel como el eccema, la psoriasis y el acné se han relacionado con la inflamación, que está vinculada a nuestro sistema inmunológico que, a su vez, está ligado a nuestro intestino. Los estudios preliminares parecen indicar que un microbioma equilibrado puede ayudar a resolver patologías dérmicas.

 • Ayuda a prevenir los resfríos. La clave para un sistema inmunológico saludable es un microbioma sano. Un estudio analítico publicado en el Diario de Corea de Medicina Familiar encontró que los probióticos pueden ayudar en la prevención del resfriado.

• Ayuda en la salud vaginal. El órgano reproductor femenino posee un PH naturalmente ácido el cual ayuda a protegerse de los microbios que de otro modo podrían conducir a infecciones. Un microbioma sano y equilibrado ayuda a mantener el ph.

• Protege de la depresión. Una revisión publicada en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry demostró que la fuerte relación entre el intestino y el cerebro. El 95% de la serotonina, la hormona de la felicidad, se produce y se almacena en el intestino. 

• Protege de los agentes patógenos. Un estudio publicado en la revista Nature Immunology mostró que un microbioma sano podría prevenir que patógenos peligrosos colonizaran en el intestino.

• Controla el apetito. Una bacteria llamada Helicobacter pylori puede alterar el nivel de una hormona llamada grelina, que inhibe el hambre. El uso excesivo de antibióticos, así como una dieta rica en alimentos procesados ??y refinados, afecta de forma negativa a nuestras bacterias intestinales, pueden disminuir los niveles de Helicobacter pylori y aumentar el apetito.

• Reduce el riesgo de ataque al corazón. Un estudio mostró que los pacientes con un precursor de la enfermedad cardíaca conocida como hipertrigliceridemia, después de que se les dio un régimen de probióticos durante 12 semanas, mostraron una marcada disminución en su nivel de triglicéridos, así como mejoras en otros factores de riesgo de un ataque al corazón.

• Ayuda en la función cerebral adecuada. Un estudio de la Universidad de Cork mostró que un ambiente intestinal desequilibrado puede conducir a una ruptura en el gen responsable de la producción de mielina, que es la capa de células nerviosas que ayuda a aislar los impulsos eléctricos que utilizan las células nerviosas para comunicarse. Tal degradación de la mielina es el principal síntoma de la esclerosis múltiple.

En síntesis, una alimentación saludable, ejercicios físicos y bacterias benéficas son parte de una vida saludable.

*El doctor Fernando Burgos (MN: MN° 81759) es miembro de la Red de Pediatras “Niños sanos, niños felices”.

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