Medicina: la revista médica más prestigiosa del país cumplió 70 años

El Comité de Redacción relató a DocSalud.com cómo sobrevive una publicación especializada en el marco de la crisis y la era on-line. Sus páginas albergaron desde el descubrimiento de la Hemofilia B hasta las experiencias más recientes con la Gripe A.

En 1939, el prestigioso médico argentino Alfredo Lanari tuvo una idea: crear un medio para difundir los trabajos de investigación clínica y experimental realizados en la Argentina. La necesidad de generarlo era imperiosa, ya que corrían los tiempos en que los métodos existentes habilitaban la experimentación en seres humanos, cuando antes sólo eran posibles en animales. En una época en que la medicina era básicamente asistencial, los profesionales que buscaban innovar necesitaban un espacio. Así nace la Revista Medicina, la primera que se dedica a la investigación clínica en nuestro país. En 2010, cumplió 70 años y hoy mantiene no sólo su vigencia, sino que es la publicación local que posee más visitas en su versión on-line. Su permanencia en el tiempo se debe tanto a la calidad en los trabajos, su prestigio internacional y los esfuerzos de un reconocido Comité de Redacción, que trabaja ad honorem. Hoy, la publicación se esfuerza por sobrevivir a los avatares económicos, la sobreabundancia de información y a la tendencia de los profesionales argentinos de querer publicar en jornales internacionales.

 

Veinte años antes de que se creara el Concejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Revista Medicina abrió sus páginas a la investigación básica, es decir, la que abarca los descubrimientos en una primera etapa. Hoy incluye artículos originales, breves y especiales, casuíticas, editoriales, cartas al Comité de Redacción, imágenes y comentarios bibliográficos. Desde 2008, se incorporó Caveat lector, una nueva sección con notas breves que difunden artículos de interés de publicaciones biomédicas y una imagen antigua de la medicina relacionada con un tema actual. Pero este apartado no es la única modificación que sufrió Medicina. “Los tiempos cambiaron y la revista se volvió más flexible. Los acontecimientos nos llevaron a modernizamos y pretendemos ser vigentes en la actualidad”, relató la Dra. Christiane Dosne Pasqualini, una de las integrantes más antiguas del equipo quien se desempeña como Decana junto al Dr. Amadeo Barousse.  En cuanto al aspecto externo, el Dr. Guillermo Semeniuk, que cumple el papel de tesorero, explicó que la revista, en sus inicios poseía una tapa de color gris y el índice de contenidos se ubicaba en el exterior. Decidimos cambiar la cubierta para incluir cuadros de pintores argentinos, para poder difundir otro aspecto de la cultura del país, que está tan depreciada”, señaló.

 

Dar a conocer tanto los logros como la situación argentina fue un papel que la publicación cumplió desde un principio. En 2009 se publicó el artículo “Epidemia de influenza A (H1N1) en la Argentina. Experiencia del Hospital Posadas”, que describe la preparación y la atención médica durante la epidemia en un hospital general de agudos. El texto alcanzó gran difusión internacional debido que la publicación se encuentra indexada en numerosas bases de datos. Medline / Pubmed, perteneciente a la Biblioteca Pública de Estados Unidos y la más consultada del mundo, publica los resúmenes o abstracts que la secretaria del Comité de Redacción, la Dra. Isabel Kantor, elabora en base a los originales.  A su vez la revista está incluida en SciELO (Scientific Electronic Library Online), una biblioteca latinoamericana donde se puede acceder gratis al artículo original en versión PDF. Otras bases que la citan son Latindex, y Google Scholar.

 

Los requisitos para que las bases de prestigio internacional cite publicaciones de autoridad incluyen la periodicidad (en este caso, Medicina es bimestral), el cumplimiento con los autores, la rigurosidad y el proceso de revisión por pares (que implica que cada artículo sea aprobado por un comité evaluador), “Medicina se encuentra indexada desde 1970, etapa previa a que Internet fueran de acceso público e incluyera publicaciones biomédicas”, señaló el Dr. Basilio Kotsias, vicepresidente del Comité Editorial, para luego agregar que de las 140 revistas especializadas del país, nueve aparecen en Medline, pero entre ellos “sólo dos poseen el factor de impacto de una organización mundial que se llama Thomson Reuters, que asigna la forma de cómo la revista es citada”.

 

Los objetivos que Medicina se planteó en un comienzo siguen vigentes: propender el adelanto de la medicina, la investigación clínica y experimental en Argentina. Sin embargo, el contenido varió de acuerdo a la oferta de originales y los problemas de máximo interés. “Llevamos una estadística de los artículos publicados todos los años y las enfermedades infecciosas, como el VIH/Sida ocuparon un lugar importante durante las últimas dos décadas”, explicó Semeniuk. Por otra parte, agregó que con el paso del tiempo, la investigación empezó desde “lo macro” y hoy se orienta “a lo micro”. Por ese motivo, a nivel mundial se brinda espacio a los procedimientos complejos, como los bioquímicos y los moleculares.  

 

Consultados por DocSalud.com, los miembros del Comité Editorial coincidieron en que los principales lectores son los médicos residentes que en opinión de Semeniuk, están cada vez mejor capacitados. Otros de sus adeptos son los profesionales de la salud que se preocupan por la situación del país y el impacto de la investigación local.


Hitos históricos y logros del presente en hojas de papel

 

La sede de la revista se ubica en el Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, una institución médico asistencial que depende de la Universidad de Buenos Aires  y desarrolla tareas de asistencia, docencia e investigación. Ese edificio albergó por la década de 1960 la llegada a nuestro país del primer riñón artificial, recordó el presidente del Comité Editorial de Medicina, el Dr. Samuel Finkielman. El artefacto se utilizaba cuando el paciente presentaba insuficiencia renal aguda.

 

Paralelamente, el Dr. Juan Antonio Barcat, miembro del Comité de Redacción, recordó cómo en esa época la revista documentó el tratamiento del aborto séptico, donde las mujeres que tenían una pérdida de embarazo inducido llegaban con complicaciones. Los recuerdos de ambos médicos se relacionan por una cuestión: una de las principales causas para padecer insuficiencia renal aguda (instancia final de la enfermedad del riñón) eran justamente los abortos provocados por las llamadas “curanderas”.

 

Otro de los motivos detectados para sufrir el cuadro era la transfusión incompatible de sangre. “Entre la tercera y quinta parte de las insuficiencias renales agudas de la época se daba por transfusión incompatible del factor sanguíneo, lo cual era una vergüenza para la medicina argentina”, relató Finkielman. Pero a partir de la observación que la revista se encargó de difundir, todos los hospitales habilitaron un servicio de Hemoterapia y se empezaron a hacer las pruebas de compatibilidad plasmática antes de realizar la transfusión.

 

Pasqualini, por su parte, recuerda otro escrito que se publicó pocos años después de que la  revista fuera lanzada: en 1944, el Dr. Alfredo Pavlovsky incluyó en un artículo la definición de la Hemofilia tipo B, que no había sido ni descubierta ni descripta. La decana señaló que el texto había sido “una prioridad”, ya que para ese entonces nadie había presagiado que existían dos variedades de la enfermedad.

 

Hoy, la Dra. Kantor anticipa la publicación de un artículo de alta relevancia en el próximo número: la evaluación de la vacuna de la fiebre hemorrágica fabricada en la Argentina, que a pesar de haber tenido un desarrollo local, sólo se fabricaba en EEUU hasta hace un tiempo.

 

Sobrevivir a la crisis en la era on-line

 

Para el Dr. Barusse es vital destacar que Medicina es una revista realizada por un grupo de no más de 20 personas que integran una fundación. “No se trata de una publicación de una Asociación Médica, con un aval y una continuidad garantizada por la permanencia de la Asociación” sino que existe “en la medida en que esas 20 personas ponen un gran empeño en su continuidad y no bajar la calidad”.

 

Se autofinancia con las suscripciones, un bajo costo de página abonado por los autores y la publicidad de las empresas farmacéuticas. A su vez, desde hace dos años cuentan con un subsidio del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MYNCIT).

 

Sin duda,  emprendimientos como SciELO y la aparición de los artículos completos seis meses después de la edición impresa en www.medicinabuenosaires.com difunden los hallazgos de la revista a niveles impensados para otras épocas. Pero este acceso hace que cada vez menos gente compre la publicación.  Un comunicado firmado por Kotsias y Finkielman advierten que por falta de recursos suficientes, la revista podría desaparecer. Es por eso que en el escrito abren la pregunta sobre “¿Qué se gana?” con la continuidad de un medio de alta calidad a un precio relativamente económico, y “¿Qué se pierde?” si deja de existir.

 

A pesar de los avatares, el grupo de profesionales trabaja ad-honorem sin perder su pasión. Mientras que la Dra Kantor ve el espacio otorgado por el Instituto Lanari como un hogar, Semeniuk relata que el comité se asemeja a una gran familia, “con sus broncas y sus satisfacciones”. Por otra parte, Kotsias destaca los esfuerzos extras del Dr. Barcat, que se ocupa de elegir frases alegóricas para el final de cada nota, lo que brinda un cierre atractivo. Mientras que la Dra. Pasqualini defiende la revista al reclamar cierta fidelidad a los autores. “A los científicos que eligen revistas internacionales, exigimos que nos manden al menos un artículo de revisión  por cada cinco que envían afuera”, concluyó.

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