Médicos del Garrahan colocaron corazón artificial intratoráxico

La intervención se realizó a un  adolescente que padece una miocardiopatía dilatada con alto riesgo de vida. El chico evoluciona favorablemente y se espera que lo trasplanten en “45 a 90” días. 

A casi veinte días de su intervención, Juan se encuentra en buen estado de salud y comenzó sus primeras rehabilitaciones en el gimnasio

Un equipo de médicos del Hospital de Pediatría «Juan Garrahan» le colocaron un corazón artificial intratoráxico e intracardíaco a un adolescente que le permitirá tener una mejor calidad de vida hasta que alcance la solución definitiva que será el trasplante.

Se trata de un dispositivo que se conecta al corazón y funciona a baterías, lo cual permite mayor independencia a los pacientes que pueden ser monitoreados en forma ambulatoria mientras que es la primera experiencia en población pediátrica en Argentina y fue financiada completamente por el sector público.

El joven sufre una miocardiopatía dilatada con alto riesgo de vida y por su estado crítico no hubiera resistido esa operación aún cuando se dispusiera del órgano, pero gracias a la novedosa intervención, evoluciona favorablemente y en los próximos días será trasladado a la Casa Garrahan, donde podrá tener una vida «normal» mientras es monitoreado por profesionales del hospital.

«La operación es un hito para la salud pública argentina y de todo el continente, y un hecho de profunda equidad social porque a través de estas intervenciones complejas que son, al igual que los trasplantes, la expresión de la más alta complejidad en medicina, se llega a salvar la vida de quienes no tienen otra alternativa independientemente de su origen o condición social«, definió el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur.

El novedoso dispositivo fue colocado por el equipo de cirugía a cargo del doctor Horacio Vogelfang y es el primero que se practica en un paciente pediátrico de América Latina a través de una técnica que se realiza en los establecimientos de salud más prestigiosos del mundo.

Se trata de un sistema de asistencia ventricular de flujo continuo que hace circular la sangre reemplazando la parte enferma del corazón y el pequeño artefacto se coloca dentro del tórax y el corazón, y de allí emergen unos cables que se conectan a baterías eléctricas que el paciente porta en una riñonera.

La directora ejecutiva del establecimiento, Josefa Rodríguez, consideró: «Esto significa reafirmar la línea que venimos marcando hasta ahora: garantizar la equidad y generar accesibilidad. Para que esto ocurra el hospital tiene que funcionar afinado como una orquesta, con todos las áreas, desde compras hasta mantenimiento, trabajando adecuadamente».

«Es un puente a la vida, y el primero de una segunda generación de corazones artificiales que permiten mayor movilidad y posibilidades de cierta externación a los pacientes», definió Vogelfang, jefe del Servicio de Trasplante Cardíaco y Cirugía Vascular Periférica del Garrahan, quien consignó que el aparato fue provisto por el Centro Único de Ablación e Implante de la provincia de Buenos Aires (CUCAIBA).

Desde 2006, el Garrahan asiste a pacientes que esperan por un trasplante en una situación clínica crítica y con diagnóstico de muerte inminente. Desde esa fecha, se atendieron 30 pacientes, 18 de ellos llegaron al trasplante mientras que tres permanecen con corazón artificial.

«Hasta ahora colocábamos los equipos Berlin Heart, que son pulsátiles y neumáticos, donde un juego de aire y vacío genera el impulso de la sangre y partes del dispositivo se ubican dentro del tórax mientras que cánulas que se implantan en el corazón enfermo se conectan a bombas que están fuera de la cavidad toráxica», explicó Vogelfang.

El médico expresó que «la posibilidad de realizar este procedimiento en un hospital público como el Garrahan es un orgullo y una garantía universal, ya que aquí se reciben y atienden chicos independientemente de la condición social o si tiene obra social o no».

De la operación, que tuvo una duración de 6 horas, participaron además el doctor Gerardo Naiman -quien junto a Vogelfang concurrió a un curso de capacitación en Oslo, Noruega, para interiorizarse en la técnica- y otros dos cirujanos expertos, un británico y otro alemán.

«La evolución del paciente es muy buena y esperamos que en un lapso de 45 a 90 días se le pueda ofrecer el trasplante«, informó Vogelfang y añadió que «el joven pasó a una sala común, hizo sus primeras rehabilitaciones en el gimnasio y, pensamos que en pocos días, podrá salir del hospital y ser monitoreado en la Casa Garrahan».

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