El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, apuesta por una alimentación sana en las escuelas de la ciudad mediante la instalación de salad bars en sus confiterías, propósito al que hoy contribuyó una conocida cadena de supermercados con la donación de 57 de estas barras.
«Gracias a nuestras pioneras iniciativas, Nueva York ha desafiado la tendencia nacional y ha experimentado un descenso sin precedentes en las tasas de obesidad infantil, y dar acceso a los estudiantes a las frutas y verduras es el siguiente paso para contener esta epidemia», aseguró Bloomberg en el acto de apertura de un nuevo establecimiento de Whole Foods Market.
Esta cadena de supermercados donó 57 salad bars, valorados en unos u$s 300.000, para su instalación en escuelas primarias de los cinco barrios de la Gran Manzana, contribuyendo así a la meta de que, para 2015, todos los niños de Nueva York tengan acceso en los colegios públicos a vegetales en su dieta diaria.
«Esto ayudará a los niños a que adopten hábitos de vida saludables. Les encantan las barras de ensaladas, he oído que en muchos casos son su primera opción en la comida», aseguró Bloomberg.
Por su parte, el director del departamento de Educación de la ciudad, Dennis Walcott, apuntó que «actualmente ya hay disponibles más de 1.000 barras de ensaladas en las escuelas neoyorquinas», las cuales pretenden extenderse, para 2015, a toda la red de colegios públicos a través del Grupo municipal de Trabajo contra la Obesidad.
«Hemos estado a la vanguardia de suministrar comidas saludables, ya que, desde 2004, hemos reemplazado la leche entera por la baja en grasa, el pan blanco por pan de trigo y este año estamos introduciendo el yogur orgánico, y ahora podemos añadir las barras de ensalada a nuestro inventario», señaló Walcott.
Estos esfuerzos han logrado que, de 2006 a 2011, las tasas de obesidad entre los menores neoyorquinos se redujeran en un 5,5 %, frente a la tendencia del resto de EEUU, aunque dos de cada cinco niños de primaria de la Gran Manzana siguen teniendo sobrepeso o son obesos, con los consiguientes riesgos para su salud, como la hipertensión, el colesterol alto o la diabetes tipo II.
Otra de las apuestas del alcalde para frenar la epidemia de obesidad entre los ciudadanos es la polémica prohibición de vender bebidas azucaradas de más de 464 mililitros en restaurantes, cines y carritos de venta callejera, cuya aprobación se dirimirá el próximo 13 de septiembre.
A tres semanas de la votación, un 60 % de los neoyorquinos se mostraba contrario a que salga adelante, según una encuesta publicada hoy por el periódico The New York Times, en la que se apuntaba que sólo el 36 % de los ciudadanos considera que la prohibición se trata de «una buena idea».
Según la misma encuesta, la mitad de los neoyorquinos reconocen beber al menos un refresco a la semana y un tercio tomar varios durante ese mismo periodo.