La Asamblea General de la ONU aprobó hoy una declaración política que incluye medidas para prevenir y controlar enfermedades que no son de notificación obligatoria por no ser contagiosas, pero que son responsables de 36 millones de los 57 millones de decesos por año en el mundo.
La adopción del documento contra las enfermedades no transmisibles (ENT) , se produjo en el inicio de un debate de dos días sobre caminos para reducir las muertes por varios tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas y problemas mentales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el 80% de las 36 millones de muertes se produce en países en vías de desarrollo. Funcionarios de este organismo y de Naciones Unidas que participaron en el primer foro de la ONU sobre las ENT indicó que este tipo de males puede ser prevenido con medidas simples, como ir en bicicleta al trabajo en lugar de con el automóvil, realizar ejercicios físicos, suspender el consumo de tabaco y mejorar los hábitos de alimentación.
La declaración alienta al desarrollo de políticas gubernamentales para establecer ámbitos que promuevan la salud que le den a los individuos, a las familias y a las comunidades una guía para tomar «decisiones sanas y llevar vidas saludables».
Asimismo llama a los gobiernos a implementar la convención de la OMS sobre el control del tabaco y una estrategia global sobre dieta, actividad física y salud.
A la agencia de la ONU se le encargó elaborar antes de fines de 2012 un plan global para monitorear las medidas implementadas por los gobiernos para prevenir y controlar la propagación de enfermedades no transmisibles.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que las estadísticas son sombrías en relación con los decesos causados por las enfermedades que no son de notificación obligatoria, que la OMS predijo que se incrementarán un 17% en la próxima década.
«Estas estadísticas son alarmantes, pero sabemos cómo reducirlas», indicó.
La conferencia de dos días en la sede de la ONU en Nueva York permite a los gobiernos y el sector privado, incluyendo a las industrias farmacéutica y alimentaria, discutir modos de reducir los decesos y los casos de enfermedades no contagiosas.
