Papis, ¡quiero una mascota!

Este pedido genera preocupación por los problemas de salud que pueden ocasionar. Sin embargo, son muy buenas para el crecimiento emocional de los hijos. Al conmemorarse el día del animal el 29 de abril, recordamos que si conocemos bien sus características y necesidades, podremos disfrutarlos sanamente.

Tomar la decisión de traer una mascota a casa no es tarea sencilla. Pero, al evaluar las ventajas y desventajas, las primeras suelen prevalecer: muchos animales son juguetones, cariñosos y estimulan el crecimiento sano y la maduración de los niños a través de su compañía y del intercambio de afecto. Los chicos también aprenden sobre la responsabilidad al hacerse cargo de los cuidados cotidianos de su mascota. Y descubren los procesos fisiológicos importantes de la vida, como la reproducción y la muerte.

En general, las mascotas más elegidas son los perros y los gatos. En el caso de los perros, muchos papás prefieren una raza de temperamento tranquilo. Pero además de tener en cuenta el carácter, es importante brindarle todos los cuidados que necesita y entrenarlo para que aprenda a socializar y a respetar las órdenes. A su vez, los chicos deben saber cómo tratarlo y evitar los juegos agresivos, para prevenir lastimaduras por golpes o mordeduras. Esto es una prioridad con los cachorros, porque en esa etapa son torpes y sus dientes son muy finos y afilados.

Es interesante destacar que, en la mayoría de los casos, son los perros propios o conocidos los que causan las mordeduras. Durante un estudio sobre este tipo de accidente realizado en el Hospital Austral de Pilar, provincia de Buenos Aires, los investigadores encontraron que más del 70% de las víctimas atendidas eran niños. Al menos siete de cada 10 de ellos dijeron conocer al perro y el 14% resultó ser dueño del animal. Además, la cuarta parte de las mordeduras ocurrió mientras el menor jugaba con la mascota. En cuanto a la localización, siete de cada diez de estas lesiones ocurrieron en la cabeza y el cuello del niño, zonas muy peligrosas y con mayor riesgo de complicaciones.

Para prevenir estos ataques, se aconseja no dejar que los menores de cinco años jueguen solos con el perro sin la supervisión de un adulto. Es importante enseñarles que no deben molestar al animal mientras duerme, se alimenta o está amamantando a su cría, ni jugar con perros desconocidos. En el caso de una mordedura, se debe lavar la herida con abundante agua y jabón, y consultar a un profesional para iniciar las medidas preventivas y de tratamiento acordes a la lesión y a los antecedentes del animal. Por su parte, los gatos son más independientes y no suelen morder. Pero, cuando lo hacen, el riesgo de que la herida se infecte es mayor, porque su saliva contiene mayor cantidad de bacterias.  

No es muy frecuente que perros o gatos contagien enfermedades a sus dueños. El riesgo es aún menor si se mantiene una buena higiene personal, principalmente a través del lavado de las manos después de tocar al animal y limpiar los excrementos, y antes de comer o de preparar la comida. Las personas no deben darle besos ni dejarse lamer la cara. También es importante cuidar la salud de la mascota, mediante el cumplimiento de los controles veterinarios regulares para desparasitarla, actualizar las vacunas, y controlar pulgas y garrapatas.

En ocasiones, los arañazos de los gatos, especialmente de los cachorros, pueden transmitir una infección denominada «enfermedad por arañazo de gato», que se manifiesta con fiebre, dolor de cabeza, decaimiento y aumento de tamaño de los ganglios linfáticos cercanos al sitio de la lesión. Estos felinos también transmiten toxoplasmosis, una enfermedad producida por un parásito y que es especialmente peligrosa en mujeres embarazadas, porque afecta al feto y puede causar secuelas congénitas severas en el recién nacido. También es más grave en personas con trastornos de las defensas.

Otra infección frecuente transmitida por los perros, los gatos y algunas mascotas menos comunes, como los conejos, son las tiñas u hongos superficiales. Pueden afectar la piel, el cuero cabelludo o las uñas. Pero no todas las personas se contagian: ocurre con más frecuencia en los niños, los ancianos y en aquellos individuos que presentan las defensas bajas. 

Los reptiles en casa también pueden causar enfermedades. Las tortugas pequeñas y otros animales exóticos, como iguanas, serpientes y lagartos, son portadores de Salmonella, una bacteria que causa trastornos gastrointestinales. Los síntomas son: fiebre, diarrea y dolor abdominal. En ocasiones, produce cuadros graves de infección generalizada. Algunos roedores, como el hámster, también contagian esta bacteria.

Muchos padres piensan que los animales domésticos pueden desencadenar alergias o asma en los chicos. Y los profesionales de la salud suelen recomendar no tener perros o gatos en casa cuando hay antecedentes familiares de esta enfermedad. Sin embargo, algunos estudios demostraron lo contrario: cuando se compararon niños que habían sido dueños de mascotas desde pequeños y por varios años con aquellos que nunca las habían tenido, se observó que el riesgo de asma era menor en los que convivían con animales. Incluso los chicos criados en zonas rurales, con animales de granja, sufrieron menos episodios de alergias y broncoespasmos.

Entonces, adquirir una mascota no tiene por qué ser un problema. Si usted está pensando hacerlo, considere qué tipo de animal se adaptará mejor a su familia y a su casa. Si conoce bien sus características y necesidades específicas, podrán disfrutarlo sanamente entre todos. 

 

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