Parkinson: en Argentina unas 70.000 personas lo padecen

Es el segundo trastorno crónico neurodegenerativo más habitual, luego de la enfermedad de Alzheimer. Cerca del 1 al 2 % de los mayores de 65 años lo padece, aunque también puede presentarse en pacientes jóvenes, incluso en menores de 20 años.

La enfermedad de Parkinson es el segundo trastorno crónico neurodegenerativo más habitual, luego de la enfermedad de Alzheimer. En nuestro país  alrededor de 70 mil individuos padecen el mal y se estima una prevalencia de 1 a 2% en los mayores de 65 años, aunque puede presentarse en diferentes grupos etarios, incluyendo pacientes menores de 20 años.

Si bien, clásicamente, se describe un defecto en la producción de dopamina, en la actualidad se reconoce el compromiso de muchos otros neurotransmisores como la noradrenalina, la acetilcolina, el glutamato o el GABA. Temblores, rigidez, lentitud en los movimientos y trastornos en la postura, son las manifestaciones más evidentes, pero existen otros síntomas que no afectan al sistema motor y que, en ocasiones, pueden presentarse tempranamente.

A estas manifestaciones se las denomina “síntomas no-motores” e incluyen trastornos del sueño, constipación, ansiedad y disfunciones urinarias entre las de mayor frecuencia. Otras expresiones de este tipo, que impactan no sólo en el tratamiento sino también en la relación del enfermo con su entorno, comprenden cuadros cognitivo-conductuales como apatía, depresión y fallas cognitivas.

Pasos delante

En los últimos años se han producido significativos avances en el tratamiento, así como en el conocimiento de la fisiopatogenia de la enfermedad y los mecanismos que intervienen en su aparición. En este punto los factores genéticos, epigenéticos, ambientales y mecanismos de estrés oxidativo, así como alteraciones en el funcionamiento de pequeñas organelas celulares llamadas mitocondrias o defectos en los mecanismos de depuración de las neuronas, aparecen involucrados en las causas que provocan la enfermedad de Parkinson.

No obstante estos avances, por el momento, carecemos de tratamientos curativos o estrictamente neuroprotectivos. La búsqueda de la cura y de medicamentos que eviten el avance progresivo del mal es objeto de investigaciones científicas. El diagnóstico temprano y la intervención médica precoz, puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.

La actividad física reconocida como fundamental para la prevención de distintas patologías y para el bienestar de personas sanas, también es primordial dentro del tratamiento integral de esta patología. La práctica de ejercicios como Taichi u otras actividades físicas y recreativas como el Tango o el yoga son recomendados como terapias de rehabilitación. No sólo generan bienestar en el paciente sino que también favorecen la liberación de factores neurotróficos. Si bien no producen una modificación sustancial en la evolución de la enfermedad, son actividades beneficiosas para la postura, la marcha y el equilibrio, además de contribuir a lograr el ansiado bienestar.

El 50 al 70% de los pacientes presenta depresión, cambios en los estados de ánimo, ansiedad, cansancio, irritabilidad y dificultad de concentración. Estos síntomas, así como los motores, afectan al enfermo y a su entorno. Por este motivo, la familia y los amigos son fundamentales para brindar apoyo y crear un círculo comprensivo y amoroso.

Tratamiento integrado

Actualmente se cuenta con diversos tratamientos farmacológicos y se reserva la estimulación cerebral profunda para casos muy seleccionados. No obstante, siempre es imprescindible el seguimiento del especialista y el trabajo interdisciplinario con psiquiátras, psicólogos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales. Estos profesionales, en conjunto con el neurólogo, colaboran para reducir el impacto de la enfermedad.

El tratamiento convencional consiste en la administración oral de agonistas dopaminérgicos y/o Levodopa (L-3,4-dihidroxifenilalanina), a fin de suplir el defecto mencionado de este neurotransmisor. El advenimiento de esta última droga cambió significativamente la calidad y expectativa de vida de los pacientes con Parkinson.

La intervención médica precoz, el conocimiento de la enfermedad y el acompañamiento afectivo de los seres queridos, le permiten al paciente alcanzar una mejor calidad de vida.

* La Dra.  Emilia Gatto Jefa del Área de Parkinson y Movimientos Anormales del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (INEBA).

La institución  organiza una Jornada de Enfermedad de Parkinson dirigida a la comunidad (entrada libre y gratuita), el 5 de abril a las 18hs en Guardia Vieja 4467, CABA. Informes e inscripción www.ineba.net

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