SEGúN UN ESTUDIO |

Pasarse de los cinco vasos de vino por semana podría acortar la vida

El trabajo, publicado en The Lancet, tira el mito de que una copa por día podría prevenir enfermedades. EL trabajo analizó a más de 600.000 bebedores.

Beber cinco o más vasos de vino o cerveza por semana puede acortar la esperanza de vida hasta en dos años, según lo señala una investigación de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.

El estudio realizado en forma conjunta con la British Heart Foundation y publicado por la revista médica The Lancet analizó a 600.000 bebedores en todo el mundo y descubrió que pasar el límite recomendado de cinco vasos de vino o cerveza a la semana, aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular, aneurisma, insuficiencia cardíaca y muerte.

Los autores sostienen que sus hallazgos desafían la creencia generalizada de que el consumo moderado de alcohol es beneficioso para la salud cardiovascular y respaldan las recomendaciones recientemente reducidas del Reino Unido.

El estudio comparó los hábitos de salud y consumo de alcohol de más de 600.000 personas en 19 países en todo el mundo y controló la edad, el tabaquismo, el historial de diabetes, el nivel de educación y la ocupación. El límite seguro de consumo de alcohol es de cinco vasos de vino o cerveza por semana.

La doctora Angela Wood, de la Universidad de Cambridge, autor principal del estudio, dijo que «si ya se bebe alcohol, beber menos puede ayudar a vivir más tiempo y reducir el riesgo de varias enfermedades cardiovasculares».

«El consumo de alcohol se asocia con un riesgo levemente menor de ataques cardíacos no mortales, pero esto debe equilibrarse con el mayor riesgo asociado con otras enfermedades cardiovasculares graves y potencialmente fatales», explicó la experta.

Por su parte, Victoria Taylor, dietista senior de la British Heart Foundation, que financió en parte el estudio, agregó que «este estudio puede ser aleccionador para los países que han establecido sus recomendaciones en niveles más altos que el Reino Unido».

El estudio fue financiado por el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, la Fundación Británica del Corazón y el Instituto Nacional de Investigación en Salud.

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