Primeros tres minutos, vitales para revertir un evento de muerte súbita

Por Celina Abud.- Expertos de la Fundación Cardiológica Argentina remarcaron que por cada 60 segundos perdidos, bajan 10% las chances de supervivencia. Las maniobras de RCP y la desfibrilación son vitales hasta la llegada de ayuda. 

“La muerte súbita es un evento inesperado, pero no necesariamente fatal”, es el lema que la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) quiere difundir en la semana mundial de concientización sobre estos episodios. Para evitar los decesos, sus representantes expresaron que es esencial aplicar maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) antes de los cinco minutos de ocurrido el imprevisto-  y en lo posible a los tres para un mejor resultado- pero también complementarlas con desfibrilación automática externa (DEA).

“Se calcula que en el país ocurren 30 mil eventos de muerte súbita por año, de los cuales sólo llegan con vida al hospital menos del 5% de los damnificados. Esto significa que se producen 80 fallecimientos por día, tres por hora y uno cada 20 minutos”, describió el Dr. Jorge Lerman, presidente de la FCA.

A su vez agregó que, por lo general, estos episodios abruptos ocurren fuera del hospital, por lo que la persona presente en el lugar debería convertirse “en la primera respuesta”, dando aviso a la ambulancia y comenzando la reanimación.

Fabián Gelpi, Coordinador de RCP básica de la FCA, enfatizó en la importancia “de que la comunidad se capacite en estas maniobras porque entre el 55% y el 75% de los eventos ocurre en el hogar, mientras que el resto suelen darse en lugares públicos de concurrencia masiva, como centros comerciales, clubes, aeropuertos, oficinas y comunidades cerradas”. Los cursos para aprenderlas “duran sólo tres horas y pueden realizarse a partir de la adolescencia”, agregó Lerman.

El llamado rápida a emergencias y las prácticas de reanimación son los primeros pasos de la  “cadena de supervivencia”, una estrategia planteada para revertir o disminuir el impacto de la muerte súbita. Los otros tres son la desfibrilación precoz, la llegada en el menor tiempo posible del soporte vital médico avanzado y los cuidados pos paro integrados.

¿Por qué ocurre?

La muerte súbita es un episodio que sucede cuando la actividad del corazón cesa en forma abrupta e inesperada. Si bien el 15% de estos eventos se dan por un paro cardíaco, es decir, el detenimiento de la actividad en el órgano, en el 85% de los casos es causada por la fibrilación ventricular, “una arritmia que hace que los latidos no sean rítmicos sino caóticos”, indicó Lerman.

“Si bien en los casos de paro cardíaco sólo sirven las maniobras de RCP, cuando la muerte súbita se da por fibrilación ventricular, el desfibrilador automático externo aumenta las chances de sobrevida”, agregó a la par que citó una estadística de EEUU, que indica que con maniobras de reanimación se logran revertir el 14% de los episodios, mientras que si se combina la RCP con las descargas eléctricas aportadas por estos dispositivos, la tasa aumenta al 23%.

“Es importante la aparición de los desfibriladores externos automáticos, porque permiten realizar las descargas de modo sencillo, seguro y sin la necesidad de personal médico presente. Capacitar a las personas en su uso convierte a la comunidad entrenada en el primer rescatista que llevará a más de un 75% la probabilidad de supervivencia del damnificado”, agregó.

Estos aparatos cuestan un promedio de u$s 2.500 y la propuesta de colocarlos en lugares de gran circulación ya llegó a la agenda política. De hecho, el 10 de diciembre de 2011 se sancionó en la ciudad de Buenos Aires la Ley N° 4.077, sobre el acceso público a la desfibrilación. “Si bien la norma exige la presencia de estos aparatos en sitios públicos y privados de concurrencia masiva, todavía no se reglamentó, por lo que todavía estamos esperando su cumplimiento” , lamentó Lerman.

Por su parte, Gelpi citó la legislación de Uruguay, “que obliga que haya un desfibrilador por cada mil personas en sitios como, por ejemplo, oficinas”. Y agregó que para garantizar que un área sea cardioprotegida, no sólo se deben disponer de estos aparatos, sino también “distribuirlos en lugares estratégicos para que la ayuda llegue a los tres minutos”.

Es que, según explicitó Lerman, “por cada minuto que se tarde en la desfibrilación, se pierde un 10% de chances en la recuperación” y, en grandes ciudades como Buenos Aires, “una ambulancia suele llegar por el tráfico no antes de los quince minutos, lapso en el que puede ser demasiado tarde”.

A su turno, la licenciada Rocío Isern, en representación del Comité de Docencia e Investigación del Grupo Ayuda Médica, señaló la importancia de que en el lugar del hecho, “haya más de una persona capacitada en RCP, ya que las maniobras son cansadoras y deben practicarse hasta el momento en que llega la ayuda médica”.

En ese sentido, los tres expertos consideraron positiva la experiencia que se llevó a cabo en el aeropuerto internacional de Chigaco, EEUU, por donde se estima que circulan un millón de personas cada día. En el predio se instalaron 33 desfibriladores a distancias estratégicas y se capacitó a 3 mil de sus 44 mil empleados en maniobras de resucitación. “En un año, ocurrieron en ese lugar 22 episodios de muerte súbita, de los cuales pudieron revertirse 11, un resultado excelente”, concluyó Lerman. 

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