Es una enfermedad crónica del sistema nervioso central (cerebro, médula y nervios ópticos), en la cual las mismas células inmunológicas del organismo destruyen la mielina, la sustancia que recubre a las fibras nerviosas. La desmielinización y el daño de estas fibras alteran la transmisión de los impulsos nerviosos hacia los músculos u otros órganos.
Es, además, el padecimiento neurológico más discapacitante padecido por adultos jóvenes y afecta al doble de mujeres que hombres. Su desarrollo es imprevisible y produce un gran impacto en la vida del paciente y su entorno.
Realidades sobre la EM
•La mayoría de las personas con EM tiene una esperanza de vida normal.
•La EM no se contagia.
•Existen algunos factores de riesgo asociados al género y la etnia en el desarrollo de la EM.
•Algunos estudios sugieren que existe un componente genético, pero aún no hay suficiente evidencia científica que confirme que la EM sea hereditaria.
•Aunque aún no se ha descubierto la cura, hoy se sabe mucho más sobre la enfermedad. Esto permitió nuevas investigaciones sobre la misma. Los actuales avances permiten conocer más sobre sus causas y, en el futuro, conocer más sobre las formas de evitar su desarrollo.
•El empleo y el estudio es un asunto muy importante para los pacientes ya que la mayoría son funcionalmente activos cuando les diagnostican la enfermedad. Se requiere apoyo por parte de los compañeros, jefes y entorno cercano para lograr una adaptación cuando sea necesario.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas son variables e impredecibles. Se puede presentar:
•debilidad
•adormecimiento
•temblor
•pérdida de visión
•dolores
•pérdida de estabilidad
•dificultades de articulación en el habla
•alteración de los esfínteres
•cambios en la atención y memoria
Estos síntomas pueden ser manejados con medicación, rehabilitación u otros métodos.
¿Cómo se diagnostica?
Por el momento no existe un único estudio simple para el diagnóstico de la EM, por lo que se necesita: una historia médica completa de los síntomas a lo largo de la vida, un examen físico neurológico minucioso y estudios complementarios.
Trastornos Cognitivos en Esclerosis Múltiple
Un 45-65% de los pacientes con EM presentan signos de trastornos cognitivos (intelectuales), que puede tener un importante impacto en la calidad de vida de quienes la sufren y en la realización de las actividades cotidianas.
La disfunción cognitiva tiende a ser más grave en pacientes con una enfermedad de larga evolución y discapacidad física importante, aunque puede ocurrir en cualquier momento durante el curso de la enfermedad.
Ocasionalmente, este deterioro es la primera manifestación de la EM. Las funciones neuropsicológicas que se ven afectadas con mayor frecuencia son:
•la atención mantenida
•el razonamiento abstracto
•la fluidez verbal
•la percepción visuoespacial
•la velocidad de procesamiento de la información
La memoria no está afectada en lo que se refiere a la capacidad de codificación y almacenamiento de los datos a lo largo del tiempo, sino que la alteración es consecuencias de problemas en el aprendizaje, cuya causa pueden ser defectos en la atención defectuosa y a problemas en la fase de recuperación de la información.
Trastornos Neuropsiquiátricos en Esclerosis Múltiple
Hasta el 50% de los pacientes con EM presenta síntomas de depresión durante el curso de la enfermedad, como en muchas enfermedades crónicas de curso incierto. La presencia de depresión depende del grado de estrés que sufre la persona enferma. Sin embargo, este cuadro es más frecuente de lo esperable por tratarse de una enfermedad que afecta la vida cotidiana.
Del mismo modo, el trastorno bipolar ocurre en pacientes con EM con mayor frecuencia de lo que se esperaría.
¿Es una enfermedad que tiene tratamiento?
La Esclerosis Múltiple puede ser tratada. Hay actualmente medicaciones internacionalmente aprobadas. Son inmunomoduladoras y todas ellas han demostrado ser efectivas en modificar el curso natural de la enfermedad. La experiencia clínica indica que son más efectivas si se administran lo más temprano posible en el curso de la esclerosis múltiple. El objetivo de estas medicaciones es regular la respuesta inmune del paciente, para disminuir el riesgo de agresión sobre el sistema nervioso.
También hay múltiples terapias para moderar y aliviar los síntomas de la enfermedad. Por ejemplo: la terapia física y el ejercicio son de utilidad para recuperar un déficit no sólo de fuerza sino también de coordinación Existen también terapias cognitivas para los trastornos intelectuales.
