La exposición al humo de segunda mano se asocia con un mayor riesgo de pérdida de audición entre adolescentes, según un estudio publicado en “Archives of Otolaryngology-Head and Neck Surgery”, una de las revistas de “JAMA & Archives”.
Aproximadamente un 60% de los niños en EEUU está expuesto a los tóxicos desprendidos del tabaco, según el artículo citado por la agencia Europa Press. Los estudios asociaron la exposición al humo en la fase prenatal o durante la infancia, a diversos problemas de salud, como el bajo peso al nacer, infecciones respiratorias, problemas de comportamiento y otitis media.
Los chicos fumadores pasivos son más propensos a desarrollar otitis media recurrente, señalan los autores. «El tabaquismo pasivo también tiene el potencial de tener un impacto en el desarrollo auditivo, lo que puede llevar a la pérdida auditiva neurosensorial», añaden.
Anil K. Lalwani y sus colaboradores del NYU Langone Medical Center en Nueva York, examinaron los factores de riesgo de la pérdida auditiva neurosensorial, incluyendo el efecto del humo pasivo entre los adolescentes, estratificados por grupos demográficos.
Para el estudio, tomaron en cuenta a 1.533 individuos de 12 a 19 años que habían participado en el National Health and Nutrition Examination Survey de 2005 a 2006. Los voluntarios fueron entrevistados acerca de su estado de salud y antecedentes médicos familiares, la exposición al humo de tabaco ajeno y el autoreconocimiento de la discapacidad auditiva. Además, se sometieron a un examen físico, incluyendo pruebas de cotinina (un subproducto de la nicotina) en sangre, y pruebas de audición.
En comparación con los adolescentes que no estaban expuestos al humo ajeno, los que sí eran fumadores pasivos presentaban tasas más altas de pérdida de audición de alta y baja frecuencia.
La tasa de defectos en el oído pareció ser acumulativo, y aumentaba según el nivel de cotinina detectado por los análisis de sangre. Los resultados también demostraron que más del 80% de los participantes con sordera no sabían que sufrían dicho problema.
Como la sordera a temprana edad puede causar problemas en el desarrollo, los autores sugieren que estos resultados tienen «importantes implicaciones para la salud pública en los EEUU». Señalan que la mayoría de los adolescentes no reciben pruebas de pérdida auditiva en ausencia de factores de riesgo, si estudios futuros confirman estos resultados, el humo pasivo podría ser considerado un factor de riesgo.
«Los adolescentes que están expuestos al humo del tabaco necesitan un mayor control de la pérdida de audición. Además, deben ser educados acerca de los factores de riesgo de la sordera, tales como la exposición al ruido ocupacional y recreacional o al humo pasivo», concluyeron los investigadores.